América Latina: prioridades para la cobertura universal de salud. Por Jeanette Vega y Patricia Frenz.
Publicado en línea en The Lancet el 16/10/2014 y traducido al español con permiso. MEDICC Review, 2015, Vol 17, Suplemento S15
Versión en inglés disponible en: http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2814%2961635-4/fulltext
Acceso al texto en español: http://www.medicc.org/mediccreview/index.php?issue=33
Descriptores: <América Latina> <Organización Mundial de la Salud> <Organización Panamericana de la Salud> <Política de salud> <Planificación de la salud> <Cobertura Universal de Salud&> <Estrategia del desarrollo> <Sistema de salud> <Servicios de salud> <Atención médica> <Atención primaria de la salud> <Condiciones de salud> <Acceso a la salud> <Racionamiento> <Calidad> <Eficiencia> <Gastos de salud> <Financiamiento de la salud> <Derechos humanos> <Equidad social>
Para lograr la cobertura universal de salud se necesita definir qué cobertura se garantizará a todas las personas. Considerando la brecha entre lo médicamente posible y lo financieramente factible es inevitable que cada sociedad realice algún tipo de racionamiento. De modo que no se trata de decidir si hay que establecer prioridades, sino cuál es la mejor manera de hacerlo.
Sin embargo, esta cuestión suele pasarse por alto o emerger tardíamente en el debate sobre cobertura universal de salud. Ello se debe a que la definición explícita de prioridades es un asunto polémico, con una carga política y un desafío técnico.
En este contexto, las lecciones de América Latina tienen una relevancia especial. Más que en cualquier otra parte del mundo, los países de esta región han introducido prioridades explícitas para definir planes de beneficios de salud. Sus defensores argumentan que los resultados son potencialmente más eficaces, equitativos, transparentes y eficientes que prácticas implícitas de racionamiento, tales como listas de espera, ajustes de calidad o tarifas a los usuarios.
La primera lección es que los planes de beneficios tienen diferentes formas y dimensiones, y que no se restringen a una lista de servicios esenciales en sociedades con graves limitaciones de recursos.
Son sumamente heterogéneos los enfoques de los distintos países latinoamericanos para establecer prioridades, así como para diseñar y entregar planes de beneficios El rango va desde lo amplio a lo restringido en materia de tipos de tecnologías utilizadas, priorización en el control de enfermedades, y las poblaciones elegibles.
Una segunda lección se relaciona con las capacidades institucionales requeridas para definir y actualizar regularmente los planes de beneficios. Para cumplir sus promesas, las instituciones necesitan un liderazgo político y técnico sostenido, respaldado por fundamentos legales. Buenos procesos técnicos son una condición sine qua non, abarcando la evaluación de las necesidades de salud, la valoración de nuevas tecnologías y alternativas de intervención, así como la planificación y organización de la entrega de servicios.
En el ámbito político, se precisa establecer un equilibrio entre intereses diversos y a veces contrapuestos. Ello requiere sólidas medidas regulatorias para impedir que intereses creados se pongan al servicio de estrechas visiones particulares de la industria, de organizaciones o grupos específicos, distorsionando de ese modo las metas nacionales de salud.
Además, los planes de beneficios que mejoran la cobertura universal de salud deben estar respaldados por recursos adecuados, de modo que la lista de prioridades se pueda convertir en una realidad de servicios de calidad, disponibles, accesibles y aceptables.
Así, la movilización de recursos financieros y la inversión en recursos humanos y en infraestructura son fundamentales para la cobertura universal de salud.
Tercera lección, si bien los planes de beneficios y sus procesos de definición siguen evolucionando, se necesita con urgencia mejorar el monitoreo y la evaluación a nivel nacional con el fin de establecer si los planes efectivamente se han traducido en mejoras en la salud y la equidad en salud con una ciudadanía más satisfecha.
Para acelerar la acción en pro de la cobertura universal de salud se necesita una agenda con visión de futuro de investigación y de desarrollo de competencias para fijar prioridades, con el fin de difundir más ampliamente lo que se conoce, investigar lo que aún se ignora y apoyar el fortalecimiento de capacidades para hacer lo que hay que hacer.
Reseñó e indizó JLT