N.80 – Cómo pueden los países

Con relación al impacto del cambio climático, el mensaje de las Naciones Unidas es claro y contundente: (a) Para tener alguna posibilidad de “minimizar” dicho impacto, deben reducirse las temperaturas globales a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, tal como estipuló el Acuerdo de París, y (b) Para lograrlo, todas las naciones deben reducir sustancialmente las emisiones de combustibles fósiles y transitar hacia una economía baja en carbono.

Pero, frente a fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y perniciosos, es necesario tomar medidas urgentes para ayudar a los países a adaptarse a un planeta más hostil. Noticias ONU presenta cinco líneas de acción ya probadas- para que las naciones pueden aumentar su resistencia y resiliencia frente al cambio climático y sus impactos.

1.- Sistemas de alerta temprana: Los sistemas de alerta temprana de fenómenos climáticos (como inundaciones, tormentas o sequías) permiten a las personas tomar medidas anticipadas, tales como acopiar artículos básicos o, en casos extremos, evacuar sus hogares. Ahora es necesario integrar a los sistemas de alerta temprana otros peligros como las olas de calor y los incendios forestales, que exhiben creciente frecuencia e intensidad. A principios del año, el Secretario General de la ONU encargó a la Organización Meteorológica Mundial que liderara el desarrollo de un plan de acción para garantizar que todas las personas del mundo estén cubiertas por alertas tempranas en los próximos 5 años. El “Plan de Acción Ejecutivo para la Iniciativa Alerta Temprana para Todos” fue presentado en la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) celebrada en Sharm el Sheij, Egipto, entre el 6 y el 19 de noviembre. Exige nuevas inversiones iniciales específicas por valor de 3.100 millones de dólares entre 2023 y 2027. (*)

2.- Restauración de ecosistemas: La “Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas”, lanzada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y sus socios en 2021, desencadenó un movimiento global de restauración para absorber carbono y aumentar los “servicios ecosistémicos”. En las ciudades, la restauración de los bosques urbanos refresca el aire y reduce las olas de calor. En las costas, los bosques de manglares proporcionan defensas marinas naturales contra las marejadas ciclónicas; además, proteger los manglares es 1.000 veces menos costoso por kilómetro que construir diques. En altitudes elevadas, el reverdecimiento de laderas de montañas protege a las comunidades de los deslizamientos de tierra y avalanchas inducidos por el clima.

3.- Infraestructuras resistentes al clima: Se trata de activos y sistemas tales como carreteras, puentes y líneas eléctricas que pueden soportar impactos climáticos extremos. Los activos de infraestructura resistentes al clima “se pagan solos” a medida que se extiende su ciclo de vida y sus servicios son más confiables. Las herramientas para fomentar las inversiones en esa infraestructura incluyen estándares regulatorios como códigos de construcción, marcos de planificación espacial y una fluida comunicación para garantizar que el sector privado conozca las proyecciones, los riesgos y las incertidumbres climáticas.

4.- Suministros de agua y seguridad: La historia del cambio climático se centra, en gran parte, en el agua (inundaciones, sequías, aumento del nivel del mar, e incluso incendios forestales). Será crucial invertir en sistemas de riego más eficientes, ya que la agricultura representa el 70% de las extracciones de agua dulce a nivel mundial. En los centros urbanos, la reducción de fugas permitiría ahorrar -para 2030- alrededor de 120.000 millones de metros cúbicos de agua en todo el mundo. Se alienta a los gobiernos a desarrollar planes de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, que tengan en cuenta todo el ciclo del agua: desde la fuente hasta el tratamiento, la distribución, la reutilización y el retorno al medio ambiente.

5.- Planificación a largo plazo: Las soluciones de adaptación climática son más efectivas si se integran en estrategias y políticas de largo plazo. Los Planes Nacionales de Adaptación son un mecanismo fundamental para que los países planifiquen y prioricen estratégicamente las necesidades de adaptación. Estos planes promueven la proyección de escenarios climáticos futuros y su combinación con evaluaciones de vulnerabilidad para diferentes sectores. También pueden ayudar a orientar las decisiones gubernamentales sobre inversiones, cambios en el marco regulatorio y fiscal y aumentar la conciencia pública. El PNUMA está apoyando a distintos Estados miembros en el desarrollo de planes para mejorar la adaptación a nivel nacional, un componente central del Acuerdo de París.

El PNUMA está apoyando el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura global en torno a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Para ello, dicha agencia ha desarrollado una hoja de ruta para reducir las emisiones de carbono en seis sectores (energía, industria, agricultura y alimentación, bosques y uso de la tierra, transporte, y edificios y ciudades), en línea con los compromisos del Acuerdo de París y la búsqueda de la estabilidad climática. La COP27 se centró en la adaptación, las finanzas y una transición justa.

Séptimo informe de The Lancet sobre salud y cambio climático

En otro orden, según el séptimo informe de The Lancet sobre salud y cambio climático (“The Lancet Countdown on Health and Climate Change”), la dependencia de los combustibles fósiles está agravando las repercusiones sanitarias de las diversas crisis. Marina Romanello, directora ejecutiva del informe en la University College de Londres señala: “Nuestro estudio revela que nos encontramos en una coyuntura crítica. Vemos cómo el cambio climático está provocando graves impactos en la salud en todo el mundo, mientras que la persistente dependencia mundial de los combustibles fósiles agrava estos daños para la salud en medio de múltiples crisis mundiales. Ello mantiene a los hogares vulnerables sometidos a los volátiles mercados de combustibles fósiles, expuestos a la pobreza energética y a peligrosos niveles de contaminación atmosférica”.

The Lancet Countdown está dirigido por el University College de Londres y reúne el trabajo de 99 expertos de 51 instituciones, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Se publicó antes de la COP27, y presentó 43 indicadores que incluyen métricas nuevas y mejoradas vinculadas al impacto de las temperaturas extremas en la inseguridad alimentaria, la contaminación del aire y la adecuación de la industria de los combustibles fósiles a un futuro saludable.

(*) Ver: “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2022 (COP27)”, Newsletter DPT 79, Diciembre 2022