Newsletter DPT Nro. 32

ISSN 2618-236X

Diciembre / 2018

Noticias institucionales

Maestría en Bioeconomía

Un postgrado con enfoque ético, humanista, transdisciplinario y consiliente


En nuestro Newsletter N° 28 enunciamos los fundamentos, valores y desafíos del proyectado Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina – IUDPT (en formación), mientras que en los N° 29, 30 y 31 nos referimos, respectivamente, a la visión, propósitos y desafíos de las carreras de grado Bioingeniería y Biotecnología, así como del posgrado en Bioinformática.


En esta nota centramos nuestra atención en la proyectada carrera de posgrado de Bioeconomía, mediante una reseña de conceptos expresados por el Dr. Martín Morgenstern –propuesto como director de dicha carrera- en su exposición “¿Por qué Bioeconomía aquí y ahora?” durante la jornada fundacional del 15 de junio pasado.


Señaló el expositor que, en abril de este año, participó -junto a autoridades del MINCYT-AR y científicos de todo el mundo- en la Cumbre de Bioeconomía realizada en Berlín. Pudo allí interactuar con profesionales formados en diversas disciplinas que hoy convergen en la Bioeconomía como área transdisciplinaria y consiliente.


Resaltó un conjunto de factores de riesgo difundidos durante la Cumbre: (a) La actividad humana ha transformado entre un 35 a 50% del planeta, (b) Desde la Revolución Industrial (que culminó en la década de 1840) la población humana se incrementó 7 veces, mientras que el consumo de energía aumentó 15 veces, (c) Los ríos más importantes han sido o regulados o trasvasados, (d) Las fábricas de fertilizantes producen más nitrógeno que todos los ecosistemas terrestres juntos, (e) La pesca extrae más de un tercio de la producción costera de los océanos, (f) Los humanos consumimos más de la mitad del agua potable fácilmente accesible, (g) La concentración de dióxido de carbono ha aumentado un 40% en los dos últimos siglos y la de metano, con un fuerte efecto invernadero, se ha duplicado.


Este “dominio” humano de la biósfera también implica una aceleración de la descarga de energía de la batería que representa la Tierra. Estamos transformando energía química de alta calidad en calor que se ventea hacia el espacio exterior (Schramski, Gattle y Brown, 2015).


Frente a los referidos factores de riesgo, puede afirmarse –también- que estamos transitando una nueva era de descubrimientos e innovaciones, tal como lo fue el Renacimiento. El Director de la Universidad de Oxford, Ian Goldin, presenta un conjunto de aspectos positivos y de desafíos, en similitud al Renacimiento (Goldin y Kutarna, 2017).


Entre los aspectos positivos enuncia los siguientes: (a) Mayor democratización de la educación y la información; (b) Esta información es -en su mayoría- de libre acceso; (c) La sociedad humana disfruta de un gran crecimiento de recursos disponibles, aunque su distribución no es la más justa y equitativa; (d) y (e) Hay mayor cantidad de científicos que en cualquiera de las generaciones anteriores.


Sin embargo, según Goldin, dado que la velocidad de los distintos cambios -tecnológicos, sociales, económicos y políticos- difiere sensiblemente, las estructuras políticas de la mayor parte de los países exhiben un notorio rezago con relación a los cambios que se están gestando en lo tecnológico y aun en lo social.


Por esta situación de cambio permanente y la dificultad de adaptarnos a esa dinámica, podemos percibir como amenazante a la nueva era tecnológica. Muchas personas perciben como amenazadas sus posibilidades de inserción laboral y social, dado que ciertas habilidades ya no son necesarias, mientras que -al igual que en el Renacimiento- muchas instituciones públicas y de trabajo están siendo afectadas por los cambios.


En este contexto resulta fundamental difundir una perspectiva que induzca: (a) Un máximo reconocimiento de la biodiversidad, la consiliencia (Wilson, 1998) y la complejidad científica, (b) La necesaria defensa de la biodiversidad como factor esencial para la permanencia de la vida en la Tierra, (c) Mayor disposición para unir los conocimientos e información de distintas disciplinas creando un marco articulado de entendimiento (consiliencia), y (d) Mayor aplicación de la ciencia compleja para comprender la predominancia de sistemas no lineales, dinámicos, impredecibles y multidimensionales que interconectan partes, articulaciones y saberes.


Mitra (2016) nos anticipa una nueva Bioeconomía de la Salud y el cambio de estructuras productivas sustentada en un nuevo ecosistema con múltiples procesos, actores y roles. Prevé que las industrias de innovación farmacológica y megalaboratorios, hoy manejadas con estrictos criterios comerciales, se verán enfrentadas por una medicina traslacional biológica de precisión, centrada en pequeños laboratorios trabajando con las células de cada paciente, reeditando el genoma con fines preventivos o terapéuticos.


Para proteger sus intereses corporativos, esas grandes industrias procurarán –seguramente- lograr alianzas científico-académicas con asociaciones de pacientes y con aseguradores, con reguladores y gestores de política.


Puede así preverse un escenario de enfrentamiento entre dos estrategias: (a) la de medicina estratificada, por parte de grandes corporaciones farmacéuticas que, utilizando genotipos o fenotipos de diferentes tipos de poblaciones, apuntará a la producción masiva de medicamentos adecuados para amplias clases de pacientes, y (b) la medicina personalizada, por parte de pequeños laboratorios que, a través del análisis, interpretación y reedición genómica individual, intentará abordajes específicos para cada persona.


Con relación a novedades previsibles, el Financial Times dedicó -en marzo pasado- un suplemento de fin de semana a “las cincuenta ideas para cambiar el mundo”. La mayoría de esas ideas surgen o son aplicables en el campo de la salud; por ejemplo: (a) exoesqueletos de uso laboral pero también de uso médico, (b) la técnica CRISPR para edición genética, (c) mayor accesibilidad a la secuenciación DNA, (d) nanobots para el suministro preciso de medicamentos, (e) implantes de un muñón electrónico para control electrónico de prótesis, (f) cultivo e impresión de tejidos y organoides, y (g) análisis rápido y económico de resistencias antibióticas.


Todas estas novedades y tendencias científicas nos llevaron a pensar, junto con el Dr. Eduardo Trigo, una nueva carrera de posgrado que hoy no existe en la Argentina: una Maestría en Bioeconomía. Nosotros creemos que la Bioeconomía emergente debe ser global y guiada por el principio de desarrollo sostenible y sustentable. Para ello es fundamental incorporar una perspectiva ética y humanista desde las mismas bases de la carrera.


Asimismo, tenemos que cumplir tres condiciones: conocimientos biotecnológicos compartidos, biomasa renovable y una fuerte interconexión entre diferentes saberes y múltiples aplicaciones. Por ello acordamos la evidente necesidad de formar profesionales con un enfoque transdisciplinario y consiliente.


Nuestra Maestría en Bioeconomía establecerá sólidos vínculos entre todas las Ciencias de la Vida y la Economía. Planteamos el funcionamiento de los sistemas de desarrollo, gestión y transferencia de conocimientos de la innovación tecnológica en una convergencia aplicada de saberes de todas las Ciencias Aplicadas.


En consonancia con lo que plantea la OCDE y el panel europeo de Bioeconomía, se tratarán diversos aspectos de producción agrícola, agro combustibles, explotación forestal, explotación ictícola, construcción, procesamiento de alimentos, papeles, textiles, productos farmacéuticos, tecnología aplicada al medio ambiente y el reciclado y procesamiento de desperdicios urbanos industriales.


Pero también, en intersección con criterios emergentes de Economía de la Salud, se abarcarán las nuevas tecnologías médicas, los desarrollos biotecnológicos de nuevas moléculas farmacéuticas y la ingeniería genética, la biología médica aplicada a la resistencia antimicrobiana, la medicina regenerativa y las terapias celulares.


Como dijo alguna vez David Ben-Gurión: “Todos los expertos son expertos en lo que fue y es. No hay expertos en lo que será”. Pero podemos intentar. “Para transformarnos en expertos sobre el futuro debemos reemplazar la experiencia por la imaginación”-.

Video de la exposición del Dr. Martín Morgenstern sobre ¿Por qué Bioecnomía aquí y ahora?