Newsletter DPT Nro. 50
ISSN 2618-236X
Julio 2020
OCDE - Perspectivas Económicas: “La recuperación de la economía mundial camina sobre la cuerda floja”. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), París, 10/06/2020
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó, el 10/06/2020, su informe Perspectivas Económicas con el título “La economía mundial en la cuerda floja”. A continación proporcionamos una reseña del mismo y del informe específico referido a la Argentina. Sugerimos a los interesados acceder a las fuentes aquí indicadas.
Panorama general
La pandemia de COVID-19 ha provocado la recesión económica más grave registrada en casi un siglo y está causando daños enormes en la salud, el empleo y el bienestar de las personas. Conforme se van levantando las restricciones, el avance hacia la recuperación económica sigue siendo incierto y vulnerable a una segunda oleada de contagios.
Las medidas de contención adoptadas por la mayor parte de los gobiernos fueron necesarias para frenar la propagación del virus y reducir el número de decesos, pero también paralizaron la actividad en muchos sectores y causaron dificultades económicas generalizadas. Los responsables de las políticas adoptaron una extensa gama de medidas excepcionales para apoyar a los sistemas de salud, los ingresos de los ciudadanos, así como para ayudar a las empresas y estabilizar los mercados financieros. Pero la repercusión económica de los confinamientos -estrictos y prolongados- será sumamente dura.
Dada la baja probabilidad de que una vacuna sea ampliamente accesible durante este año, y ante una incertidumbre sin precedentes, la OCDE adoptó una medida poco habitual en sus informes, que consiste en presentar dos escenarios igualmente probables: un escenario en el que se controla al virus, y otro en el que se produce un segundo brote mundial antes de finalizar el año 2020.
En caso de que ese segundo brote provocara nuevas medidas de confinamiento, se prevé que la producción económica mundial se desplomaría un 7,6% este año, antes de remontar un 2,8% en 2021. En sus niveles máximos, la tasa de desempleo de las economías de la OCDE sería más del doble de la tasa anterior a la pandemia, con una escasa recuperación del empleo durante el próximo año.
En caso de que se evitara un segundo brote de contagios, se prevé que la actividad económica mundial caería un 6% en 2020 y el desempleo aumentaría en los países de la OCDE hasta el 9,2% desde el 5,4% registrado en 2019.
Si se desencadenara un segundo brote, se prevé que el PIB de la zona del euro se desplomaría un 11½% este año, y más del 9% aun cuando pudiera evitarse un segundo brote, mientras que el PIB de EE.UU. caería un 8,5% y un 7,3% respectivamente, y el de Japón un 7,3% y un 6%.
Entretanto, las economías emergentes -como Brasil, Rusia y Sudáfrica- se enfrentan a desafíos especialmente complicados debido a que sus sistemas de salud estarán sometidos a una fuerte presión y además transitarán dificultades provocadas por la caída de los precios de las materias primas. Sus economías caerían un 9,1%, 10% y 8,2% respectivamente en caso de un escenario con un segundo brote, y un 7,4%, 8% y 7,5% en caso de un solo brote. El PIB de China y el de la India se verán relativamente menos afectados, con una disminución del 3,7% y el 7,3% respectivamente en caso de un segundo brote y del 2,6% y el 3,7% en caso de un solo brote.
En ambos escenarios, la actividad económica, después de una rápida reanudación inicial, demorará algún tiempo en volver a los niveles anteriores a la pandemia. La crisis dejará cicatrices duraderas: una caída en los niveles de vida, un alto desempleo y una inversión débil. La pérdida de puestos de trabajo en los sectores más afectados, como el turismo, la hotelería y el entretenimiento, afectará especialmente a los trabajadores jóvenes, poco cualificados e informales.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, ha afirmado: “La incertidumbre es claramente extrema en el contexto actual, pero las implicaciones en materia de políticas macroeconómicas no son simétricas. Los encargados de la formulación de políticas tenían razón al no demorarse en introducir medidas de emergencia, y ahora deben evitar ser demasiado rápidos en retirarlas”. Añadió que “La forma en que los gobiernos actúen hoy determinará el mundo posterior al COVID en los años venideros”. “Esto es cierto no sólo en el plano nacional, donde las políticas adecuadas pueden fomentar una recuperación resiliente, inclusiva y sostenible, sino también en la forma en que los países cooperan para hacer frente juntos a los desafíos mundiales. La cooperación internacional, que hasta ahora ha sido un punto débil de la respuesta política, puede generar confianza y tener importantes efectos indirectos positivos”.
Las Perspectivas instan a adoptar una mayor cooperación internacional para ayudar a poner fin a la pandemia, acelerando la recuperación económica y evitando que se perjudique el proceso de convergencia de las economías de mercado emergentes y de los países en desarrollo. Asimismo, el informe propugna por el desarrollo de cadenas de suministro más resilientes, con mayores reservas de existencias y una mayor diversificación de los puntos de origen, tanto a escala local como internacional.
Perspectivas para la Argentina
Cuando la pandemia deCOVID-19 penetró en la Argentina, a principios de marzo, la economía ya se hallaba en recesión y la incertidumbre era elevada, sobre todo en lo que respecta a la reestructuración de la elevada deuda pública. Si bien la oportuna adopción de medidas de contención mitigó la propagación del virus, también redujo la capacidad de producción y la demanda interna. Cabe prever que la demanda interna se recuperará con el levantamiento gradual del confinamiento, pero seguirá siendo débil debido al aumento del desempleo y a la disminución de los ingresos en los hogares. Las perspectivas para un repunte significativo de la inversión dependerán del éxito en la reestructuración de la deuda pública. En el escenario con un segundo brote del virus a finales de 2020 se prevé una caída del 10% en el PIB. En caso de evitarse un segundo brote se prevé una caída del PIB del orden de 8% en 2020 y la posibilidad de una recuperación más rápida.
En caso de un segundo brote deberían repetirse las enérgicas y oportunas medidas adoptadas para contener la pandemia y apoyar a los hogares y las empresas. Al no disponerse de acceso a los mercados financieros, el Banco Central debería contribuir a financiar el déficit fiscal, lo que ejercerá presiones adicionales sobre la inflación y la tasa de cambio. Esas presiones se aliviarían si resultara exitosa la reestructuración de la elevada deuda pública, si bien se requerirán esfuerzos adicionales para reforzar la sostenibilidad de las finanzas públicas. El principal instrumento para lograr dicho refuerzo sería la mejora de la eficiencia del gasto público, junto con una evaluación exhaustiva del costo-beneficio de los regímenes especiales, de las exenciones y de las lagunas del sistema tributario. El mantenimiento y la ampliación del programa de transferencias condicionadas en efectivo es fundamental para reducir la pobreza y proporcionar protección social a los hogares que dependan del trabajo en el sector informal.
La recuperación será lenta debido a los graves desequilibrios macroeconómicos, entre ellos una inflación persistentemente alta, un elevado déficit fiscal y una deuda pública insosteniblemente alta. Si bien las medidas de apoyo están ayudando durante la emergencia, es sumamente limitado el margen fiscal para medidas adicionales, mientras que la emisión monetaria conlleva riesgos adicionales de inflación. La deuda pública bruta alcanzará el 83% del PIB a finales de 2020. La demanda interna seguirá siendo débil por el aumento del desempleo, la disminución de los salarios reales y el incremento del número de quiebras empresariales.
Para evitar un segundo brote, la supresión gradual de las medidas de confinamiento debe ir acompañada de una estrategia de rastreo, pruebas y aislamiento en todo el país. La adopción de una estrategia fiscal creíble a medio plazo, que se base en mejoras en la eficiencia del gasto público y en la reducción del déficit fiscal tras la epidemia, facilitaría una reestructuración satisfactoria de la deuda pública y llevaría a una mayor estabilidad macroeconómica. Esto a su vez reduciría las necesidades de financiamiento y las presiones sobre la inflación y la tasa de cambio, permitiendo la ampliación de los mercados financieros domésticos.
Fuentes
Acceso a la presentación del informe OCDE
Acceso al texto completo del informe Perspectivas Económicas de la OCDE, junio 2020: “La economía mundial en la cuerda floja”
Acceso al informe sobre Argentina
Acceso al informe sobre Chile
Acceso al informe sobre Colombia