N.59 – Aportes de científicos argentinos

La revista Nature publicó en febrero un artículo de los investigadores argentinos Gabriel Rabinovich y Jorge Geffner referido a los avances logrados en la lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2 en la Argentina. A continuación se reseña el contenido de dicho artículo.

Reseña del artículo

Desde el inicio de la pandemia SARS-CoV-2 y luego de la creación de la ‘Unidad de Coronavirus’, científicos y tecnólogos argentinos contribuyeron liderando iniciativas de investigación básica y traslacional, incluido el desarrollo de kits de diagnóstico y serológicos, el diseño de nuevos enfoques terapéuticos, el establecimiento de plataformas, la ejecución de ensayos clínicos y la implementación de medidas de protección social.

En los primeros días de la pandemia (en marzo de 2020), el Ministerio de Ciencia y Tecnología llamó a la creación de una Unidad de Coronavirus y convocó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y a la Agencia Nacional de Promoción de la Ciencia y Tecnología a trabajar juntos para concentrar los esfuerzos de toda la comunidad científica en los desafíos que plantea la COVID-19. Varios institutos del CONICET dedicados a la investigación fundamental reorganizaron rápidamente sus instalaciones, estructura y operaciones para trabajar en colaboración para mejorar el diagnóstico y comprensión de la infección por SARS-CoV-2. Estos esfuerzos multicéntricos generaron un fuerte sentido de cooperación y solidaridad; por ejemplo, miles de jóvenes científicos, técnicos y estudiantes trabajaron juntos en este esfuerzo crítico.

La Unidad de Coronavirus prestó apoyo a más de 100 iniciativas de investigación -básica y traslacional- dirigidas a objetivos críticos, incluida la creación de nuevos kits de diagnóstico, enfoques terapéuticos y plataformas epidemiológicas. Los consorcios público-privados también desarrollaron nuevas pruebas de diagnóstico clínico basadas en la amplificación isotérmica del ARN del SARS-CoV-2. Los esfuerzos en curso se centran en el desarrollo de plataformas para medir las respuestas de células T específicas del SARS-CoV-2 tanto en pacientes recuperados como en personas que han sido vacunadas.

Los aportes científicos incluyen contribuciones pioneras en terapia y prevención. Al comienzo de la pandemia, un grupo de 90 científicos y médicos argentinos se unieron para producir Plasma Convaleciente COVID-19. así como para educar sobre las pautas para su recolección y uso. Esta modalidad de tratamiento redujo los síntomas graves de COVID-19 a la mitad cuando se administró a pacientes de edad avanzada dentro de las primeras 72 hs. de la enfermedad.

La Argentina permanece en la vanguardia de los esfuerzos internacionales para controlar la pandemia. La organización sin fines de lucro Infant Foundation tuvo a su cargo la inscripción del 15% de los participantes en la fase 3 RCT5 de la vacuna Pfizer-BioNTech. Además, la empresa argentina de biotecnología Inmunova desarrolló un agente terapéutico basado en fragmentos de anticuerpos policlonales equinos que reconocen el dominio de unión al receptor (RBD) de la proteína espiga viral. Además, investigadores del CONICET de la Universidad de San Martín participan en un ensayo preclínico exploratorio que presenta el antígeno de la proteína de pico viral para una posible vacuna.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología junto con CONICET y otras organizaciones sin fines de lucro, incluida la Fundación Bunge & Born, impulsó proyectos de investigación básica enfocados en la infección por SARS-CoV-2. Entre estos proyectos se encuentra la creación de un biobanco, apoyado por dichas organizaciones, que está facilitando la recolección y preservación de leucocitos de sangre periférica de más de 1.000 pacientes con COVID-19 para el análisis de aspectos virológicos e inmunológicos de la infección por SARS-CoV-2 a escala nacional. Asimismo, el consorcio PAIS ha integrado los esfuerzos de investigadores de toda Argentina y ya ha secuenciado 450 genomas de cepas circulantes del SARS-CoV-2. Este esfuerzo es fundamental para identificar cepas virales que circulan en la Argentina y para la vigilancia de mutaciones que podrían tener un impacto crítico en el diagnóstico, la transmisión y la virulencia.

Científicos de todo el país han ofrecido sus servicios en la batalla contra esta pandemia, incluidos aquellos con experiencia en ciencia de datos y disciplinas asociadas como la física y las matemáticas. En la misma línea, el grupo de tecnología médica TECME, en colaboración con VENG, grupo argentino enfocado en desarrollos tecnológicos y servicios, duplicó la capacidad nacional para generar respiradores para uso clínico.

También los investigadores de las ciencias sociales y humanas desempeñan un papel decisivo en la lucha contra la pandemia. Varios proyectos iniciados recientemente están destinados a implementar medidas de protección y apoyo, sobre todo en el contexto de pobreza y alta vulnerabilidad. Se destaca, asimismo, el extraordinario compromiso de los jóvenes investigadores y estudiantes.

Concluye señalando que, al promover y colaborar en el desarrollo de los programas de vacunación actualmente en curso y, al mismo tiempo, generar estrategias para abordar una posible segunda ola de infecciones, los científicos argentinos seguirán ejerciendo su importante papel en la promoción de medidas de salud pública ante este devastadora pandemia.