Newsletter DPT Nro. 64

ISSN 2618-236X

Septiembre / 2021

CUESTIONES DE INTERES

Cómo procura EE.UU. acrecentar la innovación y el liderago competitivo en el sector salud

Estrategias e intentos de replicar modelos exitosos

Esta reseña se refiere a las estrategias institucionales que está adoptando EE.UU. para acrecentar la innovación y su liderazgo competitivo global en el sector salud.

El primer artículo (1) se refiere al intento de replicar –para el sector salud- el modelo organizacional de ARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada) como agencia de investigación científico-tecnológica, el cual exhibió –históricamente- un desempeño altamente exitoso. El segundo artículo (2) trata sobre los criterios para la asignación de un aumento presupuestario sustancial al sector científico-tecnológico para promover la traslación desde la investigación hacia la industria y los mercados.

1.- Primer artículo: DARPA: Un modelo exitoso de agencia de investigación que se procura replicar en el sector salud (1.1.) (1.2 ) (1.3.) (1.4.)

La administración del presidente Joe Biden procura crear una agencia para acelerar las innovaciones en salud y medicina. ARPA-Health (ARPA-H) es la más reciente de un conjunto de agencias científicas globales que adoptan el enfoque -práctico, de alto riesgo y alta recompensa- de la reconocida Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), cuyo trabajo –desde hace 60 años- sentó las bases para innovaciones disruptivas que cambiaron la vida de la humanidad (por ejemplo: Internet).

Fascinados por las innovaciones que fomentó la DARPA en EE.UU., gobiernos de distintos países intentaron replicar el modelo dentro de sus propias fronteras. El Reino Unido anunció recientemente planes para crear la Agencia de Investigación e Invención Avanzadas (ARIA), mientras que la administración Biden propuso el lanzamiento de una segunda agencia estadounidense, ARPA-Climate (ARPA-C) para impulsar tecnologías para combatir el cambio climático.

Quienes han estudiado el modelo DARPA señalan que éste sólo funciona si se aplica correctamente en áreas y cuestiones correctas. Pero replicar la receta de DARPA no es fácil. Requiere que los gerentes que construyen y administran los programas de subvenciones de la agencia tengan la suficiente libertad para reunir equipos de investigación y perseguir ideas arriesgadas en campos prometedores generalmente descuidados por los programas convencionales de investigación y desarrollo industrial. Los críticos aún no están seguros de cómo evolucionarán ARPA-H, ARPA-C y ARIA.

El modelo DARPA

El Departamento de Defensa de EE.UU. constituyó la DARPA en 1958, un año después de que la Unión Soviética lanzara el primer satélite del mundo, Sputnik 1. El objetivo era garantizar que EE.UU. mantuviera su liderazgo mundial en tecnología. DARPA fue fundamental en la investigación informática temprana, así como en el desarrollo de tecnologías como GPS y vehículos aéreos no tripulados (drones).

El funcionamiento de DARPA difiere del de otras relevantes agencias de financiamiento de la ciencia de EE.UU. Sus aproximadamente 100 administradores de programas provienen de la academia o la industria, y se desempeñan durante períodos de 3 a 5 años. Disponen de amplia libertad, se involucran activamente con sus equipos, imponen exigentes plazos y monitorean el progreso de cada proyecto a cargo. En comparación, los administradores de programas de otras agencias -como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU.- suelen tener una interacción más limitada con los investigadores de los proyectos a cargo. Los proyectos financiados por estas agencias buscan, más bien, avances incrementales (no disruptivos) con mayores probabilidades de éxito.

La atención de la DARPA se focalizó inicialmente en la exploración espacial, la defensa antimisiles y la detección de armas nucleares. En 1963 un proyecto de DARPA sentó las bases para el GPS al lanzar satélites para proveer lecturas de ubicación precisas a las naves de la Marina de EE.UU. En 1966 DARPA inició el proyecto ARPANET en un esfuerzo por vincular computadoras de manera remota y segura, que dio lugar a Internet. En 1988 un proyecto conjunto entre DARPA y la Marina de EE.UU. produjo el primer vehículo aéreo no tripulado de largo alcance (Amber) que voló sin escalas durante más de 38 horas. En 2013 DARPA otorgó las primeras subvenciones a empresas como Moderna y Pfizer para apoyar el desarrollo de vacunas de ARN mensajero, ayudando a sentar las bases para una primera aplicación en vacunas contra COVID-19.

A principios de la década de 2000, EE.UU. y otras naciones comenzaron a lanzar agencias que procuraban replicar la “magia” de la DARPA. En 2002 el Congreso de EE.UU. estableció el primer clon de DARPA, el ARPA de Seguridad Nacional. En 2007 el expresidente estadounidense George W. Bush firmó la Ley “America Competes”, que autorizó la creación de ARPA-Energy (ARPA-E), con el objetivo de desarrollar tecnologías bajas en carbono. Dos años después, el ex presidente Barack Obama lanzó formalmente dicha agencia.

En 2018 Japón lanzó su mayor programa inspirado en DARPA, Moonshot. En 2019 Alemania lanzó la Agencia Federal para la Innovación Disruptiva (SPRIN-D). En 2021 el presidente de EE.UU., Joe Biden, incluyó la creación de ARPA-Health y ARPA-Climate en su primer esquema presupuestario.

Con base en los estudios disponibles, se señala que: (a) el modelo DARPA no funciona si los administradores de programas no disponen de cierto espacio para errar o fracasar, y (b) una ARPA necesita disponer de al menos un cliente garantizado para las tecnologías que desarrolle. En el caso de DARPA, el ejército estadounidense estaba dispuesto a comprar inventos y desarrollos prometedores.

Es así como se manifiestan notorias dudas e inquietudes, en los respectivos sectores, acerca de la potencial efectividad de nuevas agencias con modelo ARPA, así como de la inserción de las mismas en la estructura organizativa de los respectivos sectores. Por ejemplo, respecto de ARPA-Health (ARPA-H), la administración de Biden propuso alojarla dentro de los NIH, pero existe el temor de que dicha inserción pueda sofocar la innovación. En un editorial invitado publicado en Science, el director de los NIH, Francis Collins, y otros funcionarios de la administración reconocieron que los NIH tienden a financiar investigaciones incrementales en lugar de nuevas tecnologías disruptivas que podrían transformar el mercado, y coincidieron en que la organización de ARPA-H debería ser “plana, liviana y ágil (“flat, lean, and nimble”), con una cultura que valore metas audaces con un gran impacto potencial en todas las áreas, desde el desarrollo de vacunas hasta los sistemas de administración de medicamentos y los dispositivos médicos portátiles.

Si bien preocupa si ARPA-H dispondrá de la independencia y la autoridad que necesita para operar dentro del “mamut” de la investigación biomédica, también se señala que los NIH deberían adoptar el tipo de investigación interdisciplinaria que ha sido fundamental para el desarrollo de tecnología en lugares como DARPA y ARPA-E.

A otros les preocupa que el alcance de la misión de ARPA-H sea demasiado amplio, respondiendo a la inmensidad del campo de la atención de la salud. Dado que ya hay mucha inversión privada en nuevos medicamentos y terapias médicas para enfermedades prevalentes, ARPA-H podría tener un impacto considerable en las enfermedades desatendidas que afectan a poblaciones de comunidades empobrecidas y desfavorecidas; un área que recibe escaso financiamiento de otras fuentes.

 

2.- Segundo artículo: EE.UU.: Se contempla un aumento sustancial del presupuesto de la National Science Foundation (NSF) para potenciar la traslación de investigación básica hacia tecnología comercial (2.1.) (2.2.)

Legisladores y funcionarios de EE.UU. están discutiendo si debería asignarse un aumento histórico de presupuesto a la National Science Foundation (NSF), que financia el 25% de toda la investigación académica básica en el país. Dicho aumento -de hasta 100.000 millones de dólares durante cinco años- representaría uno de los mayores aumentos para la NSF desde su creación, hace casi 70 años, y podría cambiar el panorama científico de EE.UU.

Ese respaldo a la NSF, que apoya la investigación básica y el desarrollo de la fuerza laboral en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, podría ayudar a fortalecer el liderazgo mundial de EE.UU. en materia de innovación, ante los avances de otras naciones como China.

La administración Biden, el Senado y la Cámara de Representantes de EE.UU. han presentado visiones ligeramente distintas para expandir el NSF, aunque todas coinciden en que la agencia debería invertir en tecnologías emergentes y contribuir en su comercialización. Esa coincidencia provoca cierta inquietud en algunos investigadores que temen una reducción relativa de fondos destinados a investigación básica, una prioridad central para la NSF desde sus inicios.

La NSF dispone hoy de un presupuesto de U$S 8.500 millones, que sólo le permite financiar el 20% de las solicitudes de subvención que recibe cada año, aunque el 30% de las propuestas son calificadas como altamente meritorias por los paneles de revisión. En comparación, los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la principal agencia de financiamiento para la investigación biomédica, recibieron 42.900 millones de dólares este año, lo que se asocia a logros como el rápido y eficaz desarrollo de vacunas contra la COVID-19.

Los funcionarios sostienen que se necesitan, con urgencia, más mecanismos para traducir la investigación básica en tecnología comercial. Sin embargo, a los críticos les preocupa la posible duplicación de esfuerzos gubernamentales existentes. Señalan que el Departamento de Energía de EE.UU. (DOE) ya apoya el trabajo en laboratorios nacionales que involucran tecnologías, como la computación cuántica y la inteligencia artificial, que se destacan en la Ley de Fronteras Infinitas. Consideran que asignar a la NSF una mayor responsabilidad en el desarrollo de tecnologías innovadoras equivaldría simplemente a “reinventar la rueda”.

Los defensores de la propuesta aseguran que la proyectada dirección de tecnología se asociaría con iniciativas del DOE y otras agencias federales, capitalizando -al mismo tiempo- las áreas de experiencia existentes en la NSF. Lejos de disminuir el peso relativo de la investigación básica, una dirección de tecnología podría “agregar una dimensión” a la misión de la NSF.

Aún así, a algunos investigadores les preocupa que la rápida expansión -en la NSF- de las iniciativas centradas en la tecnología pueda eclipsar su enfoque principal en la ciencia básica, una misión exclusiva de la NSF entre las agencias federales. Señalan también que una inyección de efectivo por sí sola no conducirá a innovaciones tecnológicas, sino que la NSF tendría que transitar un cambio cultural que refleje su enfoque más amplio.

Referencias:

(1.1.) “The rise of ‘ARPA-everything’ and what it means for science” By Jeff Tollefson. Nature, News. 08 July 2021. DOI: 10.1038/d41586-021-01878-z

(1.2.) “Biden wants $6.5 billion for new health agency to speed treatments” By Jocelyn Kaiser. Science (American Association for the Advancement of Sicience).Apr. 9, 2021

1.3.) “Proposed Advanced Research Projects Agency For Health (ARPA-H): Mission and Concept” National Institutes of Health (NIH)

(1.4.) “Lander, Collins Offer Vision for Advanced Research Projects Agency for Health” Jun 22, 2021 | staff reporte

(1.4.) “Lander, Collins Offer Vision for Advanced Research Projects Agency for Health” Jun 22, 2021 | staff reporte

(2.2.) “Massive science-funding bill passes US Senate — but China focus worries researchers” By Ariana Remmel, Nature. News, 11 June 2021. DOI: 10.1038/d41586-021-01559-x