Newsletter DPT Nro. 85
ISSN 2618-236X
Junio / 2023
NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS
NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS INTERNACIONALES
Cómo redactar artículos científico-tecnológicos
La autoría de artículos científico-tecnológicos en tiempos de Inteligencia Artificial
Por más que dispongamos de amplia experiencia en la elaboración de artículos científico-tecnológicos, siempre es bueno acceder a testimonios calificados que puedan contribuir a mejorar nuestro desempeño. Pero ¿Qué ocurre cuando podemos acceder a sistemas de inteligencia artificial (IA) cuyo desempeño en la redacción de esos artículos está fundado en un exhaustivo entrenamiento automático con miles de artículos pertinentes? ¿En qué medida resulta aceptable adoptar tales sistemas y confiar en su desempeño? ¿En qué medida puede adjudicárseles coautoría y corresponsabilidad?
Esta reseña comprende dos artículos. En el primero (1) se sintetizan testimonios de investigadores posdoctoralres sobre enfoques, prioridades e inquietudes en la elaboración de artículos de investigación. En el segundo (2) se propone aceptar el uso intensivo de sistemas de IA en la redacción de ensayos y trabajos de investigación, siempre que los autores humanos se hagan cargo de su responsabilidad exclusiva en todos los aspectos.
1.- Primer artículo: Testimonios de investigadores posdoctorales sobre enfoques, prioridades e inquietudes en la elaboración de artículos de investigación (1)
Science Careers pidió a investigadores postdoctorales en diversas disciplinas que compartieran sus enfoques, prioridades e inquietudes relativos a la elaboración de artículos de investigación, así como estrategias para superar obstáculos comunes. A continuación se delinea una síntesis de las respuestas:
“Procuro hallar el punto óptimo entre abordar de manera convincente las preguntas de investigación y presentar los resultados enfatizando en el mensaje clave. También procuro describir los métodos de manera clara y precisa para que los experimentos puedan reproducirse, y discutir ampliamente las implicaciones de la investigación”.
“Me gusta separar la escritura en tres fases. Los resultados y los métodos van primero, para describir qué se hizo, cómo, y cuáles fueron los resultados. En una segunda fase, abordo la introducción y perfecciono la sección de resultados con aportes de mi supervisor y colaboradores sobre el desarrollo de la narrativa, cuál es el mensaje principal y qué referencias incluir. En la última fase, escribo el resumen, preparo una síntesis gráfica y trabajo para proporcionar una conclusión coherente y consistente”.
“Para mí, la sección más difícil es la introducción, donde deben describirse la motivación y los objetivos del trabajo, la contribución al campo, las principales cuestiones teóricas y los hallazgos, evitando la jerga y los tecnicismos tanto como sea posible, para no aburrir al lector”.
“Divido la introducción en tres secciones: (a) conocimientos básicos sobre el tema; (b) aspectos específicos relativos a los modelos y resultados presentados; y (c) principales hallazgos y breve conclusión. Para la discusión, comienzo resumiendo los hallazgos. El párrafo final lo dejo para especular sobre posibilidades previstas y sobre aspectos que requieren investigación adicional”.
“Cuando comienzo a escribir el borrador, voy constantemente a la literatura para asegurarme que no estoy perdiendo ningún aporte relevante sobre el tema focal y que estoy citando correctamente los aportes pertinentes”.
“Me siento listo para convertir mi investigación en un artículo cuando tengo un conjunto de resultados que conforman un aporte claro para responder a una necesidad científica y social”.
“En la sección discusión deben abordarse las implicaciones del trabajo, sus deficiencias y los estudios futuros. Es la sección más difícil porque puede tomar diversas direcciones al contemplar los resultados en un contexto más amplio”.
“Las declaraciones no deben dejarse para el último momento, ya que es fundamental tener en cuenta todo posible conflicto de intereses y no olvidar los agradecimientos y las fuentes de financiamiento de la investigación”.
“El resumen debe ser lo más claro y conciso posible para que un posible lector pueda juzgar si desea o no acceder al artículo completo. Los descriptores (palabras clave) son esenciales para que los potenciales interesados puedan recuperar el trabajo en las bases de datos pertinentes”.
“En la sección de resultados, además de describir los datos, doy una breve explicación del fundamento, la hipótesis y la configuración de cada experimento para ayudar al lector a seguir la lógica de mi trabajo. En la discusión, trato de explicar cómo los datos respaldan mis afirmaciones y con qué fuerza. Siento que es la sección más difícil ya que siempre existe el riesgo de subexplicar. Para los agradecimientos, suelo disponer de una hoja de cálculo con todas las personas y organizaciones que han apoyado la investigación.También presto gran atención a las declaraciones sobre financiamiento, posibles conflictos de interés y cumplimiento de estándares éticos y pautas para la presentación de artículos”. “Para cumplir con las especificaciones de distintas revistas, el formato y el estilo de las citas se pueden cambiar fácilmente usando LaTeX y RMarkdown”.
“Mi supervisor se involucra en todo el proceso de escritura. Primero hacemos juntos un bosquejo del manuscrito. Una vez que tenemos esto, nos ponemos en contacto con los coautores y discutimos nuestro plan. Luego les pedimos que nos envíen los datos sin procesar, las cifras y los métodos para los segmentos en los que han contribuido, así como información sobre conflictos de interés y financiamiento. Continuamos promoviendo sus aportes hasta que todos estén satisfechos con el manuscrito final. Mi supervisor y yo generalmente seleccionamos la revista de destino en función de la temática, foco y novedad del artículo”.
“Lo más importante: ¡Asegúrate que lo que estás escribiendo es correcto! Tuve que hacer una corrección en mi último artículo publicado, donde las unidades en un gráfico eran incorrectas. Si bien el error no afectó los resultados ni las conclusiones, experimenté vergüenza”.
2.- Segundo artículo: La autoría de artículos científico-tecnológicos en tiermpos de inteligencia artificial (2)
El artículo aquí reseñado comienza con un ilustrativo ejemplo de “inquietud generacional” (“generational anxiety”): la sensación que tiene cada generación de que las siguientes están tomando un camino incierto o erróneo al usar nuevas herramientas tecnológicas en vez de las convencionales, con el reclamo de que verifiquen con éstas los resultados obtenidos con aquellas.
Con base en ese ejemplo, señala: “Estamos al borde de una tremenda fuente de inquietdud generacional: los textos generados por inteligencia artificial (IA). Si bien hemos delegado diversos trabajos en máquinas, estamos comenzando -por primera vez- a dejar que las máquinas se hagan cargo del proceso de escritura. Seríamos inconscientes si no estuviéramos inquietos, ya que estamos a punto de vivir la mayor revolución en la producción intelectual desde la invención de la escritura”.
ChatGPT es un modelo de lenguaje que puede generar respuestas en lenguaje natural con base en las indicaciones generadas por el usuario. Ha sido entrenado con grandes cantidades de texto utilizando una técnica de inteligencia artificial (IA) llamada “aprendizaje profundo”. Como resultado, ChatGPT puede ofrecer textos sobre una amplia gama de temas y entablar un fluido diálogo con los usuarios, de manera similar a un experto humano
Seguramente los estudiantes usarán ChatGPT y otras herramientas de IA para escribir sus ensayos y trabajos de investigación. Si bien se dispone de programas detectores de texto generado por IA, éstos serán rápidamente superados por los sucesivos modelos de lenguaje de IA, en una desatinada “carrera armamentista”
El autor señala que no deja de estar preocupado por las consecuencias imprevisibles de los textos de IA, y lo que más le preocupa es que dichos textos puedan hacer que las habilidades de escritura resulten obsoletas. Pero dice estar tratando de mantener la mente abierta y no ceder a la inquietud generacional. Enfatiza en que “nadie puede obligar al genio a meterse nuevamente en el ánfora: los textos de IA llegaron para quedarse”. “Estamos avanzando rápidamente hacia un futuro de asistentes informáticos personales que responderán rápidamente a cualquiera de nuestras solicitudes. ¡Y esto es maravilloso!”
Expresa que no deberíamos preocuparnos porque nuestros alumnos puedan abusar de estas herramientas, sino estar felices por los nuevos caminos que dichas herramientas abrirán para sus vidas y carreras. Deberíamos aceptar que nuestras formas de medir y valorar el bien y el mal en la producción intelectual pronto quedarán obsoletas.
El trabajo intelectual contemporáneo supone mucho más que escribir; dado que antes requiere conceptualización, diseño de metodología e investigación, con curaduría, validación y visualización de datos, así como disponibilidad del software y de otros recursos requeridos (financiamiento, administración y supervisión). Si todo ello funcionó bien, por fin podremos escribir. Con tantos aspectos y actividades involucrados, no sorprende que muchas obras intelectuales se constituyan en una empresa colectiva. Podemos ser legítimamente coautores de un artículo sin haber participado en su redacción. De hecho, muchos editores académicos utilizan el sistema de taxonomía de roles de participantes (o CRediT) (*), que define 14 roles que suelen desempeñar los investigadores. Una persona se considera coautor si se le asigna cualquiera de esos roles. Si aceptamos que alguien puede ser coautor de un artículo sin haber participado en su redacción, ¿Por qué no puede ser reconocido el uso de un sistema de IA en la redacción de un artículo, teniendo siempre presente que la responsabilidad es exclusivamente humana?
Concluye señalando que, en lugar de luchar contra la tecnología de IA, debemos adoptarla y ayudar a la próxima generación a usarla de manera ética y óptima. De hecho, la lección más importante que podemos enseñar a nuestros estudiantes es la responsabilidad. Si firman un ensayo, ya sea escrito por ellos o por una IA, los coautores humanos son los únicos responsables de todo su contenido. Si es incorrecto o causa daños, no pueden alegar ignorancia. Es una responsabilidad exclusiva de la que no pueden abdicar.
(*) Ver: “La colaboración en la investigación: Un factor esencial para el avance científico-tecnológico” Newsletter DPT N° 63. Agosto 2021
Referencias:
(1) “How to write a research paper” By Elisabeth Pain. Science. Careers. 31 Mar 2023. DOI: 10.1126/science.caredit.adi0662
(2) “Authorship in the time of ChatGPT” By Mario Barbatti. Chemistry World. Opinion, 12 April 2023