N.92/94 – La telefonía celular y el drenaje de cerebros

Los “teléfonos celulares inteligentes” (en adelante: ”celulares”) ofrecen a las personas una conectividad prácticamente ilimitada en lo vincular, informativo, educativo, laboral, cultural y lúdico. Para las personas no existen hoy otros dispositivos tan relevantes y omnipresentes como los propios celulares.

Si bien los celulares tienen un inmenso potencial para mejorar la vida y el bienestar de las personas, su persistente presencia puede tener un costo cognitivo. El artículo aquí reseñado se refiere al “drenaje de cerebros”. Los resultados experimentales indican que, incluso cuando las personas logren mantener una atención sostenida sobre una cuestión focal (por ejemplo. cuando evitan la tentación de revisar sus celulares en una reunión de trabajo), la mera presencia de esos dispositivos reduce la capacidad cognitiva disponible para las cuestiones focales tratadas. El artículo concluye discutiendo las implicaciones prácticas de este drenaje cerebral inducido por el celular para la toma de decisiones y el bienestar del consumidor.

Uno de los parámetros fundamentales que condiciona el comportamiento de las personas en el “mundo real” es la capacidad finita del procesamiento cognitivo. Los individuos están constantemente expuestos a información potencialmente significativa; pero su capacidad para utilizar esa información está limitada por sistemas cognitivos que sólo pueden atender y procesar una limitada cantidad de información en un momento dado. Dado el crónico desajuste entre la abundancia de información ambiental y la limitada capacidad para procesar esa información, las personas deben ser selectivas en la asignación de recursos de atención.

La prioridad de un estímulo está determinada tanto por su prominencia física (proximidad, ubicación, contraste perceptivo) como por su “relevancia” (importancia potencial para la conducta dirigida a un objetivo). Diversas investigaciones indican que las señales del propio celular activan el mismo sistema de atención involuntaria que responde al sonido del propio nombre. Su condición de estímulo de alta prioridad ejerce una atracción gravitacional sobre la orientación de la atención.

La capacidad del celular para atraer automáticamente la atención de la persona puede socavar de dos maneras el rendimiento en una tarea focal: (a) puede redirigir la orientación de la atención consciente lejos de la tarea focal, afectando negativamente tanto al rendimiento como al disfrute, y (b) puede redistribuir la atención entre la tarea focal y la inhibición de la atención automática al celular, dado que el intento de no prestar atención consciente al celular también ocupa recursos de atención que se restan a la tarea focal.

El estudio finaliza sugiriendo tácticas que podrían mitigar el “drenaje de cerebros”; por ejemplo, los períodos de separación del celular -definidos y protegidos- pueden permitir a las personas un mejor desempeño, tanto por reducir las interrupciones como por aumentar la capacidad cognitiva disponible.