Newsletter DPT Nro. 56

ISSN 2618-236X

Enero / 2021

NOTICIAS CIENTIFICAS
RESEÑAS DE ARTICULOS INTERNACIONALES

Visiones holísticas e integradoras

Para abordar cuestiones críticas en ciencias de la salud y de la vida

La presente reseña se refiere a tres artículos que exhiben un enfoque común –ético, holístico e integrador- para abordar cuestiones críticas vinculadas con la salud y la vida. El primer artículo (1) focaliza en el concepto de “una única salud” como enfoque integrador de la salud humana, animal, vegetal y del medio ambiente. El segundo artículo (2) trata sobre la naturaleza y las perspectivas de los cerebros humanos cultivados en laboratorio con fines de investigación. El tercer artículo (3) se refiere al sentido de continuar los ensayos de vacunas para la COVID-19 (con riesgo para los voluntarios) una vez que se aprueben las primeras vacunas probadamente seguras y efectivas.

1.- Primer artículo (1): el concepto de “una única salud”

Comienza señalando que: (a) la COVID-19 se constituye en la quinta aparición de una enfermedad zoonótica importante durante los dos primeros decenios del siglo XX!, y (b) el 75% de los patógenos humanos emergentes son zoonóticos (“saltaron” de animales a humanos); por ejemplo: Ébola, VIH, influenza zoonótica, MERS-CoV, SARS-CoV-2.

La continua expansión de las poblaciones humanas, junto a la deforestación para cultivo y ganadería, agravadas por los impactos del cambio climático, provocan progresivas incursiones en hábitats silvestres y creciente exposición humana a patógenos que anteriormente solo residían y se transmitían entre animales. Por otra parte, el aumento de viajes internacionales favoreció la dispersión de patógenos y vectores por todo el planeta. La conjunción de los referidos fenómenos propició la trasmisión de enfermedades entre medio ambiente, animales y personas.

Nuestros sistemas de salud humana, animal, vegetal y ambiental han funcionado –históricamente- aislados unos de otros, con notorias barreras para compartir objetivos, prioridades, ingenierías, tecnologías, herramientas, procesos, información y financiamiento. Al haberse ignorado sus estrechas interconexiones, no se establecieron sistemas de biovigilancia aptos para predecir, prevenir y responder a las enfermedades presentes y venideras.

El concepto de «una única salud» (“one health” en inglés), introducido a inicios de la década del 2000, denota un enfoque colaborativo, holístico e integrador -multisectorial y multidisciplinario- con el objetivo de lograr soluciones “óptimas” para la salud teniendo en cuenta la interacción de personas, animales, plantas y ambiente en el cual conviven. Se constituye así en un marco para la colaboración –a escala local, nacional, regional y global- entre educación, investigación, industria, agencias gubernamentales y sector salud. Se prevé que la colaboración y el intercambio sustentados en dicho marco contribuirán a que el mundo esté mejor preparado para próximas crisis y quizás para evitar que sucedan.

2.- Segundo artículo (2): naturaleza y perspectivas de cerebros humanos cultivados en laboratorio

Comienza comentando que los denominados “organoides cerebrales” (pequeños cerebros cultivados en laboratorio a partir de células madre humanas) proliferan hoy en muchas instituciones dedicadas a estudiar las propiedades y trastornos del cerebro.

La mayoría de tales organoides están diseñados para reproducir solo una parte del cerebro: la corteza. Pero si alcanzan suficiente desarrollo (con adecuados tipos de factor de crecimiento) las células madre humanas recrean espontáneamente diversas partes del cerebro, que luego comienzan a coordinar su actividad eléctrica. En algunos casos las ondas coordinadas de actividad son parecidas a las observadas en bebés prematuros.

Dado que ese tipo de actividad eléctrica coordinada es una de las propiedades de un cerebro consciente, diversos investigadores en neurociencias y bioética plantean inquietudes acerca de la pertinencia de: (a) permitir que los organoides cerebrales alcancen niveles de desarrollo avanzado, y (b) asignar a los organoides cerebrales “conscientes” el derecho a un tratamiento especial, distinto del asignado a otros grupos de células.

Si bien la idea de cerebros conscientes de sí mismos ya estaba –desde hace varios años- en la mente de muchos neurocientíficos, los recientes avances configuran un escenario propicio para priorizar un debate entre quienes procuran evitar la creación de conciencia y quienes ven a los organoides complejos como un medio imprescindible para comprender y encontrar tratamientos para enfermedades exclusivamente humanas (como el autismo y la esquizofrenia) que no pueden estudiarse en modelos de ratón.

Muchos investigadores advierten que el detener o inhibir la investigación con organoides desarrollados resultaría perjudicial para los seres humanos reales que necesitan nuevos tratamientos. Los organoides cerebrales ofrecen notables ventajas para estudiar trastornos humanos porque recapitulan las primeras etapas del cableado cerebral, que son imposibles de estudiar a medida que se desarrolla un embrión humano.

Dado que los referidos usos podrían requerir un deliberado desarrollo de “conciencia”, los investigadores piden ahora un conjunto de pautas (similares a las que se utilizan en la investigación con animales) para guiar y delimitar el uso de organoides cerebrales humanos. Por ejemplo: exigir a los investigadores que justifiquen la cantidad y desarrollo de los organoides cerebrales que usan, que los usen sólo para investigaciones que no puedan realizarse de otra manera, que restrinjan la magnitud de dolor que se les puede infligir y que sean desechados de manera “humana”. El disponer de esas orientaciones ayudaría a los investigadores a sopesar –con mayores elementos de juicio- los beneficios y costos de crear entidades “conscientes”. Cabe señalar, por último, que las referidas preocupaciones sobre los cerebros cultivados en laboratorio han puesto de relieve un punto ciego: la actual carencia de parámetros acordados para definir y medir la “conciencia”.

3.- Tercer artículo (3): sentido ético de continuar los ensayos de vacunas para la COVID-19 una vez que se aprueben vacunas seguras y efectivas

El artículo se inicia destacando que miles de millones de personas podrán beneficiarse de una vacuna efectiva contra la COVID-19. Pero una vez que las primeras vacunas sean aprobadas: ¿Será ético continuar realizando ensayos clínicos en los cuales algunos voluntarios no recibirán el tratamiento, sino un placebo?

El debate no es nuevo y existe abundante literatura al respecto. Es común en la investigación clínica la tensión entre proteger a los participantes en los ensayos y recolectar datos que pueden beneficiar a la comunidad.

El artículo reseñado subraya el valor social potencial de llevar a cabo ensayos clínicos (con riesgos aceptables y consentimiento informado) aunque ya existan opciones efectivas. La solución a dicha tensión reside en determinar –en cada caso- si existe un adecuado equilibrio entre: (a) el “valor social” como potencial de un ensayo clínico para ofrecer datos valiosos sobre una vacuna (seguridad, efectividad, efectos secundarios, duración de la protección, etc), y (b) los “riesgos” a los que se exponen los voluntarios que podrían haber recibido una vacuna considerada eficaz y segura. Dado que no existen algoritmos que puedan evaluarlo, se considera imprescindible una “revisión independiente” llevada a cabo por un comité de ética cualificado e independiente.

Concluye señalando que luchar contra una pandemia no es excusa para dejar de lado la bioética.

Referencias:

(1) Fuente primaria 1: “What Happens After Disease X: Using One Health to Prevent the Next Pandemic” By Gail Hansen, Jonna Mazet, Jonathan Rushton, and Cheryl Stroud. USA National Academy of Medicine. November 9, 2020. Commentary

(1.i) Fuente secundaria 1: “El enfoque multisectorial de la OMS «Una salud»” Septiembre de 2017

(1.ii) Fuente secundaria 2: “One Health: Una sola salud para preservar”. Organización Mundial de Sanidad Animal <2020>

(1.iii) Fuente complemetaria: “Leprosy Found in Wild Chimps For First Time Ever: Scientists are now baffled as to how the chimps could have become infected” By Loukia Papadopoulos, Interesting Engineering, November 15, 2020

(2) Fuente primaria 2: “Can lab-grown brains become conscious?” By Sara Reardon. Nature. News Feature, 27 October 2020. Nature 586, 658-661 (2020). DOI: 10.1038/d41586-020-02986-y

(3) Fuente primaria 3: “COVID-19 vaccine trial ethics once we have efficacious vaccines! David Wendler, Jorge Ochoa, Joseph Millum, Christine Grady, Holly A. Taylor. Science. Policy Forum Ethics: COVID-193 Dec 2020: Vol. 370, Issue 6522, pp. 1277-1279. DOI: 10.1126/science.abf5084

(3.i) Fuente secundaria: “¿Es ético continuar los ensayos de las vacunas para la COVID-19 una vez que se aprueben las primeras?” Por Sergio Ferrer. SINC.  3/12/2020