Newsletter DPT Nro. 67

ISSN 2618-236X

Diciembre / 2021

NOTICIAS DE INTERES GENERAL

Alimentación para la población mundial

Evidencias, posibilidades y amenazas

PMA/Krystyna Kovalenko La población anciana y los niños desnutridos de las regiones del sur de Madagascar afectadas por la sequía son especialmente vulnerables

En una Cumbre Mundial sobre la Alimentación, hace 25 años, unos 10.000 participantes de casi 200 países se comprometieron a acabar con el hambre, con la meta inmediata de reducir a la mitad el número de personas desnutridas para 2015. Anteriormente, la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974 en Roma proclamó audazmente que las personas tienen el “derecho inalienable a no padecer hambre ni malnutrición”..

En los últimos años, varios factores desviaron al mundo de la senda para poner fin al hambre y la malnutrición para 2030. Dichos factores, cuya frecuencia e intensidad van en aumento, incluyen los conflictos, la variabilidad y las condiciones extremas del clima y las fluctuaciones económicas, todo ello agravado por las causas subyacentes como la pobreza y los (altos y persistentes) niveles de desigualdad.

La presente reseña comprende oncer (11) documentos que contrbuyen a conformar una perspectiva integradora de los efectos combinados de tales factores y la manera en que afectan a la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo. A su vez, aportan elementos de juicio para pasar de soluciones estancas a soluciones integradas basadas en sistemas alimentarios. El primer documento (1) se refiere a transformación de los sistemas alimentarios para lograr seguridad alimentaria, nutrición mejorada y dietas asequibles y saludables para todas las personas. El segundo (2) reseña los fundamentos de la Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios El tercero (3) trata sobre la alimentación procedente del agua (“comida azul”). El cuarto (4) se refiere a los suelos salinos como un nuevo peligro para la alimentación. En el quinto (5) se muestra que la biodiversidad de los suelos es fundamental para alimentar al planeta. En el sexto (6) se muestra en qué medida la pesca industrial afecta a la química oceánica, así como las amenazas que ello implica. En el séptimo (7) se resalta cómo la crisis climática agudiza la inseguridad alimentaria y la trasmisión de enfermedades infecciosas. El octavo (8) trata sobre recursos tecnológicos para alimentar a la población mundial optimizando el uso del agua dulce del planeta. El noveno (9) alerta sobre el excesivo consumo de sal en América Latina y las amenazas resultantes. El décimo (10) alerta sobre la contaminación de plástico en los ecosistemas acuáticos. El decimoprimero (11) alerta sobre la crisis alimentaria en distintos países.

1.- Primer documento: Transformación de los sistemas alimentarios: seguridad alimentaria, nutrición mejorada y dietas asequibles y saludables para todas las personas (1.)

En este informe se presenta la primera evaluación mundial de la inseguridad alimentaria y la malnutrición para 2020 y se ofrecen indicios del panorama que puede presentar el hambre para 2030. También se presentan nuevas estimaciones de la asequibilidad de las dietas saludables. En el informe se destaca la necesidad de reflexionar sobre cómo afrontar la situación mundial de la seguridad alimentaria y la nutrición.

El informe parte de los análisis de las cuatro ediciones anteriores acerca de los factores determinantes de los recientes cambios en la seguridad alimentaria y la nutrición. En 2014 se detuvo el descenso del hambre mundial iniciado en 2005. El número de personas que padecían subalimentación empezó a aumentar lentamente hasta que, en 2020, el mundo asistió a un retroceso sin precedentes en su labor de erradicación del hambre.

¿Qué se aprendió de ediciones anteriores?

La actual situación crítica, junto con los análisis de las cuatro ediciones, ayudaron a comprender los puntos de partida de las políticas orientadas a abordar los referidos factores.

(a) La prevalencia de la subalimentación, indicador tradicional utilizado por la FAO para determinar la magnitud del hambre, además de indicador de seguimiento de la meta 2.1 de los ODS, empezó a complementarse con la prevalencia de la inseguridad alimentaria grave, estimada a partir de datos recopilados mediante la escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES). A medida que empezó a darse seguimiento no solo a la meta de poner fin al hambre (meta 2.1 de los ODS), sino también a la meta de poner fin a todas las formas de malnutrición (meta 2.2 de los ODS), también empezaron a supervisarse y analizarse indicadores de todas las formas de malnutrición. Los indicadores de malnutrición de los ODS se complementaron con indicadores correspondientes a otras metas conexas aprobadas en 2012 por la Asamblea Mundial de la Salud. Posteriormente, en la edición de 2019 del informe se introdujo un segundo indicador de seguimiento de la meta 2.1 de los ODS: la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave, basada también en la FIES. Un año después, en la edición de 2020, se incorporó otra innovación con la introducción de indicadores del costo y la inasequibilidad de las dietas saludables.

(b) Los principales factores que subyacen a los cambios recientes en la seguridad alimentaria y la nutrición son: (i) los conflictos, (ii) la variabilidad y las condiciones extremas del clima, y (iii) las desaceleraciones y debilitamientos de la economía, (iv) la inasequebilidad de las dietas saludables, y (v) la pobreza y la desigualdad. A continuación se sintetizan las principales características de dichos factores:

(i) Los conflictos (edición de 2017) son una grave amenaza para la seguridad alimentaria y la nutrición y la principal causa de las crisis alimentarias mundiales. El importante aumento del número y la complejidad de los conflictos en los últimos 10 años han socavado los avances en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición y a raíz de ello varios países han quedado al borde de la hambruna. Los conflictos internos han superado el número de conflictos interestatales, si bien los conflictos internos internacionalizados han aumentado notablemente. Más de la mitad de las personas subalimentadas y casi el 80% de los niños con retraso del crecimiento viven en países sometidos a algún tipo de conflicto, violencia o fragilidad.

(ii) La variabilidad y las condiciones extremas del clima (edición de 2018) se encuentran entre los principales factores determinantes de los recientes aumentos del hambre, la desnutrición y las crisis alimentarias a escala mundial. El cambio climático, afecta negativamente a todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y la nutrición. El hambre es significativamente peor en países cuyos sistemas agroalimentarios son muy sensibles a la variabilidad y las condiciones extremas de las precipitaciones y la temperatura, y donde los medios de vida de una elevada proporción de la población dependen de la agricultura.

(iii) Las desaceleraciones y los debilitamientos de la economía (edición de 2019) se encuentran entre los principales factores determinantes del aumento del hambre y la inseguridad alimentaria. La mayoría de los países en los que ha aumentado el hambre ha sufrido este tipo de episodios de desaceleración y debilitamiento de la economía. Por otra parte, la población tiende a adquirir alimentos más baratos y menos nutritivos, lo que contribuye a la deficiencia de la calidad nutricional de las dietas.

(iv) La inasequibilidad de las dietas saludables (edición de 2020) se asocia a un aumento de la inseguridad alimentaria y de todas las formas de malnutrición, en particular del retraso del crecimiento, la emaciación, el sobrepeso y la obesidad. Varios factores determinan el costo de los alimentos nutritivos a lo largo de los sistemas alimentarios, en los ámbitos de la producción de alimentos, las cadenas de suministro y los entornos alimentarios, así como en la demanda de los consumidores y la economía política de la alimentación. Estos factores, combinados con los ingresos bajos, explican que unos 3 000 millones de personas no puedan acceder ni siquiera a la dieta saludable más barata, con mayor diversidad dentro de los grupos de alimentos.

(v) La pobreza y la desigualdad (ediciones de 2019 y 2020) son causas subyacentes y estructurales de todas las formas de inseguridad alimentaria y malnutrición, que amplifican los efectos negativos de los factores mundiales indicados. La pobreza repercute negativamente en la calidad nutricional de las dietas. Asimismo, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas se ven agravadas por niveles de desigualdad altos y persistentes en cuanto a ingresos, activos productivos y servicios básicos (por ejemplo, salud y educación), así como en cuanto al acceso a la información y la tecnología (por ejemplo, la brecha digital) y, en un sentido más general, a la riqueza. Las vulnerabilidades estructurales, incluidas las desigualdades relacionadas con el sexo, la juventud, la etnia y la condición de pueblo indígena o de persona con discapacidad, suelen agravar la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en períodos de desaceleración y debilitamiento de la economía o después de un conflicto o de desastres relacionados con el clima.

(c) Otros factores -de alcance más local- que influyen en la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Algunos ejemplos son, entre otros, las subidas de los precios de los alimentos, los brotes de langostas y los brotes localizados de enfermedades. Las pautas del crecimiento demográfico son factores que influyen en una escala intergeneracional más amplia. Existen factores mundiales más específicos que influyen en la malnutrición, como las deficiencias en el saneamiento, los servicios sanitarios y las prácticas de alimentación y cuidado de los niños, pero se tratan de forma más sistemática en otros informes mundiales sobre la nutrición, como el informe de la nutrición mundial.

El camino por transitar

La pandemia de la Covid-19 puso al descubierto la fugacidad de los progresos en materia de seguridad alimentaria y nutrición, pero a la vez brindó la oportunidad de replantear la manera de afrontar los principales factores que influyen en el hambre y la malnutrición y reorientar la labor dirigida a construir un futuro mejor. Para aprovechar esta oportunidad, deben comprenderse las interconexiones entre estos factores desde la perspectiva de los sistemas agroalimentarios y fundar las medidas en las pruebas que se obtengan en ese ámbito.

Así, los sistemas alimentarios no contribuirán a poner fin al hambre y la malnutrición en el mundo si no se transforman fortaleciendo la resiliencia a los factores principales identificados y no aportan dietas asequibles y saludables de forma sostenible e inclusiva. Si bien los llamamientos para transformar los sistemas alimentarios (para una mayor eficiencia, resiliencia, sostenibilidad ambiental e inclusividad) concitan atención mundial, en el informe se indican las vías de transformación necesarias para abordar los principales factores que subyacen a la reciente desaceleración de los progresos en la reducción de la malnutrición en todas sus formas.

 

2.- Segundo documento: Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios: Fundamentos (2)

En el mundo hay alimentos más que suficientes para alimentar a los 7.800 millones de habitantes del mundo; sin embargo, más de 820 millones de personas sufren hambre y cerca de 2 000 millones tienen sobrepeso o son obesas, lo cual contribuye a la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con la alimentación.

Una nutrición deficiente en la infancia puede provocar retraso del crecimiento, que a su vez altera las funciones cognitivas y menoscaba el rendimiento escolar y laboral. Y lo que es peor: casi la mitad de las muertes de niños menores de cinco años se deben a la desnutrición. Cada vez está más claro que hay una emergencia alimentaria mundial inminente que podría tener repercusiones a largo plazo para cientos de millones de niños y de adultos. Muchos de los actuales sistemas alimentarios del mundo necesitan una transformación: en pro de las personas, del medio ambiente y el clima y de nuestro futuro en común.

El cambio climático está generando más dificultades en la producción de alimentos ligadas a condiciones meteorológicas extremas, como sequías, inundaciones y grandes incendios en todo el mundo. Sin embargo, los sistemas alimentarios también son parte del problema: (a) el 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero procede de la cadena de suministro de alimentos, (b) el 35 % de todos los alimentos producidos se desperdician, y (c) los alimentos participan con hasta el 80 % de la pérdida de biodiversidad, el 80 % de la deforestación y el 70 % de toda el agua dulce que se utiliza.

Es fundamental mejorar los sistemas alimentarios para construir un futuro con más salud, más igualdad y más paz. Mejores sistemas alimentarios dan lugar a un mundo de ecosistemas y biodiversidad florecientes, de personas resilientes y empoderadas. Para lograrlo se necesitan ideas nuevas, asociaciones sólidas y un diálogo mundial para adoptar decisiones y compromisos difíciles pero ineludibles.

El 23/09/2021, tras un controvertido proceso preparatorio, se celebró la Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, cuyo objetivo fue sensibilizar y concertar compromisos y medidas mundiales para transformar los sistemas alimentarios, con el propósito de erradicar el hambre, reducir las enfermedades relacionadas con la alimentación y proteger al planeta. El evento fue organizado por el secretario general de la ONU, António Guterres, con el propósito de impulsar los esfuerzos para volver a encarrilar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Uno de estos objetivos es acabar con el hambre para 2030. La Cumbre se apoyó en numerosas plataformas ya existentes en todo el mundo y en los acuerdos, compromisos y medidas de colaboración resultantes. Se visualizó claramente que, para respaldar la transformación de los sistemas alimentarios, se deberán construir sinergias entre las múltiples iniciativas y alianzas. El evento se constituyó–mediante una amplia participación- en un punto de inflexión en la senda hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).


3.- Tercer documento: Alimentación procedente del agua (“comida azul”) (3.1.) (3.2.) (3.3.) (3.4.)

Los sistemas alimentarios acuáticos (“comida azul”) pueden ayudar a acabar con el hambre y acelerar la creación de un sistema alimentario global realmente sostenible. El estudio aquí reseñado (“Blue Food Assessment”) es la primera evaluación sistemática de cómo los alimentos acuáticos contribuyen a la seguridad alimentaria. La “comida azul” incluye pescado, mariscos, cefalópodos y la diversidad de animales, plantas y algas recolectados en ríos, lagos, mares y océanos, que proporcionan proteínas y otros nutrientes valiosos para las personas.

El equipo de investigación recopiló perfiles de nutrientes de 3.753 tipos de alimentos acuáticos. Encontraron que varias categorías (incluidos mariscos y pescados del océano abierto) son, en promedio, más ricas que la carne de res, cordero, pollo o cerdo en los siete nutrientes evaluados (ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, vitaminas A y B12), calcio, yodo, hierro y zinc). Además, algunas formas de alimentos acuáticos cultivados tienen menores emisiones que los alimentos recolectados o capturados en la naturaleza; por ejemplo, los bivalvos cultivados (como las almejas y las ostras) y los camarones producen un promedio de emisiones más bajo que sus contrapartes capturadas en la naturaleza.


4.- Cuarto documento: Los suelos salinos son un nuevo peligro para nuestra alimentación (4.)

El problema de la salinidad de los suelos afecta a la totalidad del planeta y pone en peligro la seguridad alimentaria al reducir la tierra cultivable. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que actualmente hay en el mundo más de un millón de hectáreas de suelos (salinos, sódicos y sódicos-salinos) que contienen demasiada sal para ser fértiles. Aunque los “suelos alterados por la sal” se dan a menudo de forma natural, son un problema en rápido crecimiento para la agricultura y ponen en peligro la seguridad alimentaria al reducir el rendimiento y la calidad de los cultivos.

La salinidad de los suelos puede responder a diversas razones: mala gestión, uso excesivo o inadecuado de fertilizantes, deforestación, aumento del nivel del mar, capa freática poco profunda, filtración de agua de mar en napas utilizadas para el riego. Además, el cambio climático está agravando la situación, sobre todo en las zonas costeras expuestas al aumento del nivel del mar. Combatir este fenómeno requiere un conjunto de herramientas que van desde la concienciación del problema hasta la adopción de prácticas de gestión sostenible del suelo mediante innovación tecnológica y mayor compromiso político.

Estas cuestiones fueron debatidas en el Simposio Mundial sobre Suelos Afectados por Salinidad que se celebró –con modalidad virtual- entre el 20 y el 22/10/2021. El evento reunió a más de 3.000 participantes internacionales que compartieron conocimientos sobre la prevención, gestión y adaptación a la salinidad en el contexto de la seguridad alimentaria, el cambio climático y la restauración de los ecosistemas. Igualmente procuraron establecer conexiones entre los responsables políticos, los productores de alimentos, los científicos y profesionales. La reunión incluyó también el lanzamiento de un mapa mundial de suelos afectados por la sal y un concurso fotográfico que ofreciٴó la oportunidad de compartir testimonios visuales sobre los efectos de la sal y el sodio en los suelos.

El simposio fue organizado conjuntamente con la Alianza Mundial sobre los Suelos (GSP), el Grupo Técnico Intergubernamental de Suelos (ITPS), junto a la Interfaz de política científica de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, el Gobierno de Uzbekistán, la Unión Internacional de Ciencias del Suelo, el Centro Internacional de Agricultura Biosalina, la Red Internacional de Suelos Afectados por la Sal y el Marco Mundial sobre la Escasez de Agua en la Agricultura.

5.- Quinto documento: La biodiversidad de los suelos es fundamental para alimentar al planeta (5)

La biodiversidad del suelo refleja la variedad de innumerables organismos, tales como los microorganismos (bacterias, hongos, protozoarios, nematodos), la mesofauna (ácaros, colémbolos) y la macrofauna (lombrices, termitas, artrópodos y sus fases larvales), mamíferos, reptiles y anfibios que pasan una parte de su vida bajo tierra, una amplia diversidad de algas y hongos, así como las raíces de las plantas por su relación simbiótica y su interacción con otros componentes del suelo. Los suelos son una de las principales reservas mundiales de biodiversidad; albergan más del 25 % de la diversidad biológica del planeta.

Los diversos organismos interactúan entre sí y con las plantas y biota del ecosistema, conformando un complejo sistema de actividad biológica. Los organismos del suelo aportan servicios fundamentales para la sostenibilidad de todos los ecosistemas. Estos servicios, además de ser decisivos para la función de los ecosistemas naturales, constituyen un recurso fundamental para el manejo sostenible de los sistemas agrícolas. Actúan como agentes primarios para la conducción del ciclo de los nutrientes, la regulación de la dinámica de la materia orgánica, el secuestro del carbono en el suelo y las emisiones de gases de efecto invernadero, modificando la estructura física del suelo y el almacenamiento de agua, aumentando la cantidad y disponibilidad de nutrientes para la vegetación y promoviendo la salud de las plantas.

Si bien los microorganismos del suelo desempeñan una función esencial para impulsar la producción de alimentos, mejorar las dietas nutritivas, preservar la salud humana, recuperar los lugares contaminados y combatir el cambio climático, dicha contribución permanece subestimada. El estudio confirma que la biodiversidad subterránea debe tenerse plenamente en cuenta al planificar las intervenciones para el desarrollo sostenible. La biodiversidad del suelo y la gestión sostenible de éste constituyen un requisito previo para el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por lo tanto, los datos y la información sobre la biodiversidad del suelo –en los planos nacional y mundial- son necesarios para planificar con eficiencia las estrategias de gestión.

La importante función de la biodiversidad del suelo

Los microorganismos del suelo transforman los compuestos orgánicos e inorgánicos que liberan nutrientes, de manera que las plantas pueden alimentarse. Estas transformaciones también son vitales para la filtración, la degradación y la inmovilización de los contaminantes en el agua y el suelo. Además, la diversidad de los suelos contribuye a mejorar el control, la prevención y la eliminación de plagas y patógenos. Sin embargo, la importante función de la biodiversidad del suelo para asegurar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios puede verse amenazada por las actividades humanas, el cambio climático y los desastres naturales. El uso excesivo e indebido de productos químicos agrícolas sigue siendo uno de los principales factores de pérdida de biodiversidad y, por tanto, reduce el potencial para lograr una agricultura sostenible y una mayor seguridad alimentaria.

Los suelos, un arma contra el cambio climático

Los suelos desempeñan un papel clave en la fijación de carbono y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Una parte de las emisiones de dióxido de carbono producidas por actividades humanas puede ser absorbida por las plantas y almacenarse en los suelos gracias a la descomposición microbiana, lo que puede permitir la retención de carbono en el suelo durante prolongados períodos de tiempo. En el informe se constata que las actividades agrícolas constituyen la mayor fuente de gases de dióxido de carbono y óxido nitroso emitidos por los suelos, como consecuencia del uso excesivo e indebido de fertilizantes que contienen nitrógenos.

La biodiversidad del suelo y el bienestar humano

Cuando los humanos consumen estas plantas, los antioxidantes estimulan el sistema inmunológico y contribuyen a la regulación hormonal. Los microorganismos del suelo también pueden ayudar a prevenir las enfermedades inflamatorias, entre ellas la alergia, el asma, las enfermedades autoinmunes, la enfermedad inflamatoria intestinal y la depresión. Asimismo, se han obtenido de los organismos del suelo numerosos medicamentos y vacunas, desde antibióticos conocidos como la penicilina hasta la bleomicina que se utiliza para tratar el cáncer y la anfotericina para las infecciones por hongos. La biodiversidad del suelo tiene enormes posibilidades de ofrecer nuevos medicamentos para combatir diversas enfermedades.

Medidas para el futuro

El informe indica una carencia de datos detallados, políticas y medidas sobre la biodiversidad del suelo a nivel local, nacional, regional y mundial, y resalta la necesidad de incluir indicadores biológicos de la salud del suelo, junto con otros indicadores químicos y físicos. Para comprender mejor las amenazas a la biodiversidad del suelo y aplicar políticas y reglamentos pertinentes, es crucial invertir en evaluaciones de la biodiversidad del suelo armonizadas en todo el mundo, normalizar los protocolos de muestreo y análisis, y promover la utilización de herramientas de seguimiento eficientes con vistas a registrar los cambios en la biodiversidad del suelo. La publicación destaca también la necesidad de promover tecnologías innovadoras en la gestión de suelos. Por ejemplo, las nuevas técnicas moleculares que utilizan la secuenciación molecular de próxima generación permiten una mejor comprensión de los organismos del suelo y los efectos que estos pueden tener en los sistemas de cultivo asociados. Se espera que los conocimientos incluidos en el informe faciliten la evaluación del estado de la biodiversidad del suelo como parte integrante de la presentación de informes nacionales y regionales en materia de biodiversidad.

6.- Sexto documento: La pesca industrial afecta a la química oceánica (6)

Si bien la vida pulula en la superficie de los océanos, la influencia de cualquier microbio, plancton o pez se extiende por debajo de esta capa superior. En forma de organismos muertos o de excrementos, la materia orgánica se precipita sobre el lecho marino, nutriendo los ecosistemas, influyendo en la delicada química oceánica y secuestrando carbono en las profundidades marinas.

Un equipo de investigadores de EE.UU. y Canadá modeló el cambio histórico en la biomasa y su influencia en los procesos biogeoquímicos del océano, señalando que la pesca industrial de especies de interés comercial, al reducir drásticamente la biomasa de peces, crustáceos y moluscos, puede estar afectando la química de los océanos, los flujos de nutrientes y el ciclo del carbono tanto como el cambio climático. Estiman que antes de que se desarrollara la pesca industrial alrededor de 1900, los excrementos de estas especies representaban alrededor del 10% del material biológico que se hundía en el lecho marino, contribuyendo considerablemente al secuestro de carbono, los flujos de nutrientes y la química del océano en las profundidades. Con base en datos de existencias y captura comercial, el modelo se utilizó para proyectar la cantidad capturada por las pesquerías en todo el mundo y la biomasa animal total en el agua. Para 1990, cuando la captura industrial alcanzó su punto máximo, la biomasa de las especies explotadas y la influencia de sus excrementos se habían reducido aproximadamente a la mitad, con posibles efectos colaterales en el secuestro de carbono, el transporte de nutrientes y los efectos químicos asociados. Si bien hay varios cuestionamientos acerca de la metodología, las variables y las estimaciones cuantitativas del estudio, se reconoce que éste: (a) llama la atención sobre el papel de los peces en los ciclos biogeoquímicos globales, y (b) proporciona un marco útil para explorar el impacto biogeoquímico de la explotación pesquera.

Se espera, además, que los hallazgos estimulen más investigaciones sobre el impacto de la acción humana en los océanos, así como los efectos en cascada -sobre el carbono, los nutrientes y el oxígeno- de alterar el ecosistema marino.


7.- Séptimo documento: La crisis climática agudiza la inseguridad alimentaria y la trasmisión de enfermedades infecciosas (7.1.) (7.2.)

Desde 2016 se publica anualmente el informe Lancet Countdown sobre el impacto de la crisis climática en la salud. Con la colaboración de investigadores líderes en instituciones académicas internacionales y de agencias de Naciones Unidas, el informe aquí reseñado –correspondiente a 2021- recoge indicadores nuevos, actualizados y mejorados que permiten monitorear (de manera independiente) las consecuencias sanitarias de un clima cambiante. Los 44 indicadores expuestos alertan de un “código rojo” e indican un incesante aumento en los efectos del cambio climático sobre la salud humana y las consecuencias de la respuesta inconsistente y tardía de los países de todo el mundo sobre la salud. Su publicación coincidió con la 26a. Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Reino Unido) para hacer realidad el Acuerdo de París y movilizar los recursos económicos necesarios para una respuesta climática eficaz.por parte de todos los países.

La crisis climática está empezando a revertir los avances en la lucha contra la inseguridad alimentaria e hídrica. En 2020, las sequías extremas afectaron hasta el 19% de la superficie terrestre mundial, un valor que no había superado el 13% entre 1950 y 1999. En paralelo a las sequías, el aumento de la temperatura está afectando al rendimiento de los principales cultivos básicos (maíz, trigo, soja y arroz) con un riesgo creciente de inseguridad. A través de múltiples riesgos simultáneos e interactivos, el cambio climático amenaza con revertir años de progreso en materia de salud pública y desarrollo sostenible. El informe concluye señalando que la lucha contra el cambio climático requiere que todos los países den una respuesta urgente y coordinada para apoyar y garantizar una transición justa hacia un futuro con bajas emisiones de carbono y la adaptación al cambio climático en todo el planeta.

 

8.- Octavo documento: Cómo alimentar a la población mundial sin agotar el agua dulce del planeta (8)

La población mundial superó, al comienzo del milenio, los 6 000 millones de personas y se estima que para el año 2050 rondará los 10 000 millones. Este aumento de la población conlleva un incremento de la demanda de alimentos. Para satisfacer dicha demanda es necesario aumentar: (a) la superficie cultivable, la cual está limitada a la extensión máxima de tierra potencialmente adecuada para usos agrícolas y ganaderos y (b) el volumen de recursos hídricos potencialmente utilizables del planeta, que tiene un valor máximo que no puede superarse.

En la actualidad, el 70 % de los recursos hídricos del planeta se destina a producir alimentos. El escenario futuro de crecimiento de la población obliga a obtener más alimentos sin aumentar la cantidad de agua destinada a su producción. Para lograrlo, además cultivar la mayor extensión de tierra posible y de buscar cultivos más productivos (más toneladas por unidad de superficie), es imprescindible gestionar los recursos hídricos disponibles para obtener la máxima producción posible por cada gota de agua.

Dada la estrecha relación entre la producción agrícola y el agua, el objetivo de esta línea de trabajo es el desarrollo de sistemas inteligentes de gestión del agua y la energía en la agricultura de regadío, de manera que los cultivos reciban la cantidad precisa de agua que necesitan en el momento adecuado, evitando extraer más agua de la necesaria de las fuentes y reduciendo al mínimo los retornos de aguas contaminadas. Los sistemas de gestión inteligente del riego se basan en el análisis de la información registrada en tiempo real por distintos tipos de sensores, que envían información para ser procesada mediante modelos matemáticos (que pueden incluir algoritmos de inteligencia artificial), para determinar cuándo, cuánto y cómo regar a escala de agricultor o a escala de asociación de agricultores. La utilización de estos desarrollos tecnológicos en explotaciones agrícolas facilitará la gestión de los recursos (agua y energía), haciendo que su uso sea más eficiente.

 

9.- Noveno documento: El excesivo consumo de sal en América (9)

Más de la mitad de los decesos por enfermedades cardiovasculares (la principal causa de muerte en el continente Americano) se asocian a una presión arterial alta, una condición que padecen entre el 20% y 35% de los adultos en la región de América Latina y que puede agudizarse con el consumo excesivo de sal. Las evidencias médicas muestran que consumir menos de 5 gramos de sal (menos de 2 gramos de sodio) puede reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidente cerebrovascular y cardiopatía coronaria, pero según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el promedio de ese consumo individual en la región oscila entre los 8,5 y los 15 gramos.

Para hacer frente a este nocivo hábito de consumo, la OPS presentó nuevas metas regionales para reducir la sal en la dieta de la población, que focalizan en disminuir el contenido de sodio en los alimentos procesados (como pan, carnes procesadas y productos lácteos). Pero lograrlo requiere cooperación del gobierno y de todos los sectores de la sociedad, especialmente de las empresas del rubro alimentario, donde median poderosos intereses económicos. Las nuevas metas son una herramienta más de apoyo al conjunto de políticas regulatorias en la región para reducir la oferta y demanda de productos con exceso de sodio.

Los enfoques obligatorios proveen los recursos jurídicos, financieros y humanos necesarios para garantizar la adopción de mecanismos apropiados de seguimiento del proceso de disminución del sodio en los alimentos. Las campañas de concientización son útiles siempre y cuando estén acompañadas de otras medidas eficaces, como la reducción del contenido de sodio de los productos procesados y ultraprocesados, las restricciones de la comercialización, el etiquetado frontal y la promoción de entornos más sanos; por ejemplo, en las escuelas. La educación es una herramienta imprescindible para mejorar la salud de la población y require pleno apoyo.

10.- Décimo documento: La contaminación de plástico en los ecosistemas acuáticos (10.1) (10.2.)

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la actual contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial” y propone que se actúe rápidamente y de forma coordinada porque “es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medio ambiente”. El plástico es el componente más importante, dañino y persistente de los desechos marinos y representa al menos el 85% del total de esos desperdicios, según el documento “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos”.

El documento destaca que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos y advierte que, para 2040, casi se triplicarán los volúmenes de este material que fluirán hacia el mar. En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.

Riesgos para la salud humana

El cuerpo humano también es vulnerable a la contaminación que generan los residuos plásticos en las fuentes de agua, la cual podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. El microplástico puede ingresar al cuerpo humano por inhalación, ingestión y absorción a través de la piel y acumularse en los órganos, incluida la placenta.

Los riesgos múltiples y en cascada que plantean los desechos marinos y el plástico los convierten en multiplicadores de amenazas. Pueden actuar junto con otros factores de estrés, como el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos marinos, causando un daño mucho mayor que en su forma aislada. Las alteraciones del hábitat en ecosistemas costeros clave causadas por el impacto directo de la basura marina y el plástico afecta a la producción local de alimentos y daña estructuras costeras, lo que conlleva consecuencias de gran alcance e imprevisibles, como la pérdida de resistencia a los fenómenos extremos y el cambio climático.

Falsas soluciones

Los autores del informe rechazan la posibilidad de que el reciclaje sea una salida a esta crisis y advierten sobre alternativas dañinas (como los plásticos de base biológica o biodegradables), que actualmente representan una amenaza química similar a los plásticos convencionales. Hay una baja tasa de reciclaje de plásticos (inferior al 10%). Respecto de los plásticos biodegradables y de origen biológico, los resultados de estudios de campo muestran que algunos pueden persistir durante muchos años en entornos marinos sin mostrar signos de biodegradación. Por lo tanto, pueden suponer los mismos riesgos que los plásticos convencionales.

La campaña Mares Limpios

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente lanzó la campaña Mares Limpios en 2017 con el objetivo de impulsar un movimiento global para revertir la marea del plástico al reducir el uso de plásticos innecesarios, evitables y problemáticos, y eliminar los microplásticos añadidos intencionalmente. Desde entonces, 63 países se unieron a la campaña y concertaron compromisos para mejorar la gestión de los plásticos.

11.- Decimoprimer documento: Crisis alimentarias en el planeta  (11)

Con 45 millones de personas al borde la inanición, cuando eran 42 millones a principios de año y 27 millones en 2019, la agencia de la ONU calcula que el coste de evitar la hambruna en el mundo asciende ahora a 7.000 millones de dólares, frente a los 6.600 millones estimados a principios de 2021.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas advirtió recientemente que sigue creciendo el número de personas que se encuentran al borde de la hambruna, mientras el número de personas que sufren un problema de hambre aguda se ha disparado. Los últimos datos muestran que hoy hay más de 45 millones de personas que están al borde de la inanición.

Además de la pandemia Covid-19 y los enfrentamientos, otros factores externos que aumentan la inestabilidad alimentaria: ha subido el coste del combustible, se han disparado los precios de los alimentos, los fertilizantes son más caros, y todo esto alimenta nuevas crisis.

El Programa Mundial de Alimentos y sus socios humanitarios continúan intensificando sus esfuerzos para ayudar a millones de personas que se enfrentan al hambre. Sin embargo, las necesidades superan ampliamente los recursos disponibles y las fuentes de financiación tradicionales están sobrecargadas. Un análisis de vulnerabilidad de la agencia de la ONU en 43 países demuestra que las familias se ven obligadas a comer menos, a saltarse comidas, a alimentar a los niños en lugar de a los adultos y, en algunos casos extremos, a comer langostas, hojas silvestres o cactus para sobrevivir. En casos extremos, en un intento desesperado por sobrevivir, las familias se ven obligadas a vender a sus hijos. Durante este año, el Programa Mundial de Alimentos se ha embarcado en la mayor operación de su historia dirigida a 139 millones de personas en los 85 países en los que opera.

El artículo confluye presentando una “radiografía” de las principales crisis alimentarias de planeta asociadas a sequías, inundaciones, fenómenos climáticos, conflictos, enfrentamientos y desplazamientos masivos de población.

Referencias:

(1.) “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021: Transformación de los sistemas alimentarios en aras de la seguridad alimentaria, una nutrición mejorada y dietas asequibles y saludables para todos” Autor: FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. Fecha de publicación: 2021, Editor: FAO Roma, Italia. Páginas: #262 p. ISBN: 978-92-5-134989-2

(2) Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios: Registro de compromisos de actuación

(3.1.) Fuente primaria 1: “Aquatic foods to nourish nations” Christopher D. Golden, J. Zachary Koehn, Alon Shepon, Simone Passarelli, Christopher M. Free, Daniel F. Viana, Holger Matthey, Jacob G. Eurich, Jessica A. Gephart, Etienne Fluet-Chouinard, Elizabeth A. Nyboer, Abigail J. Lynch, Marian Kjellevold, Sabri Bromage, Pierre Charlebois, Manuel Barange, Stefania Vannuccini, Ling Cao, Kristin M. Kleisner, Eric B. Rimm, Goodarz Danaei, Camille DeSisto, Heather Kelahan, Kathryn J. Fiorella, David C. Little, Edward H. Allison, Jessica Fanzo & Shakuntala H. Thilsted. Nature (2021) Article. Published: 15 September 2021. DOI: 10.1038/s41586-021-03917-1

(3.2.) Fuente primaria 2: “Blue Food”. Nature, Oct. 2021

(3.3.) Fuente secundaria 1: “Harness the world’s aquatic ‘blue’ food systems to help end hunger: Aquatic foods have been neglected by researchers and policymakers. It’s time to recognize them” Nature 597, 303 (2021). Editorial. 15 September 2021. DOI: 10.1038/d41586-021-02476-9

(3.4.) Fuente secundaria 2: “Cumbre de Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios”. Observatorio del Derecho a la Alimentación de España. 23/09/2021

(4) “Los suelos salinos se convierten en un nuevo peligro para nuestra alimentación” WordPress. Humanidad y Medio. 20/10/2021 (Noticias de Naciones Unidas)

(5) “La biodiversidad de los suelos es ignorada, pero es fundamental para alimentar al planeta” WordPress. Hunanidad y Medio. 12/07/2021 (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)).

(6) “Fish Poop a Big Player in Ocean Carbon Sequestration” Katarina Zimmer. The Scientist, Oct 8, 2021

(7.1.) “La crisis climática agudiza la inseguridad alimentaria y la transmisión de enfermedades infecciosas” Boletín SINC. Ciencias de la Vida. 21/10/2021

(7.2.) “El precio de los alimentos sube a niveles no vistos desde hace una década” Noticias ONU. Asuntos económicos. 4 Noviembre 2021

(8) “Cómo alimentar a la población mundial sin agotar el agua dulce del planeta” .Por Pilar Montesinos. The Conversation. September 14, 2021

(9) “El consumo diario de sal en América supera hasta tres veces el recomendado para prevenir enfermedades” Noticias ONU. Salud. Organización de las Naciones Unidas. 28 Octubre 2021

(10.1.) “El plástico, que ya ha atragantado nuestros océanos, terminará por asfixiarnos a todos si no actuamos rápidamente” Noticias ONU. Organización de las Naciones Unidas. Cambio climático y medioambiente. 21 Octubre 2021

(10.2.) “Plastic waste release caused by COVID-19 and its fate in the global ocean” Yiming Peng, Peipei Wu, Amina T. Schartup, and Yanxu Zhang. Proceedings of the National Academy of Scinces (PNAS). Research article. November 23, 2021 118 (47) e2111530118. DOI: 10.1073/pnas.2111530118

(11)El hambre sigue en aumento y, en algunos países, empuja a comer langostas del desierto o cactus para sobrevivir” Noticias ONU. Ayuda humanitaria. Noviembre 2021.