Newsletter DPT Nro. 68

ISSN 2618-236X

Enero / 2022

NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS
NOTICIAS INTERNACIONALES

Humildad intelectual, integridad académica y porfía editorial

El “sacrilegio” de señalar deslices en artículos publicados

La presente reseña se refiere a cinco (5) artículos que ponen en evidencia un contraste entre: (a) las actitudes que frecuentemente manifiestan los autores, revistas y editores frente a reclamos por deslices en artículos publicados, y (b) el discurso vinculado con la prioridad de promover integridad académica y humildad intelectual. El primer artículo (1) trata sobre el arduo (y frecuentemente inconducente) camino que deben transitar quienes detectan errores o deslices en artículos publicados para lograr una corrección o una retractación por parte de los autores / editores. El segundo (2) trata sobre la dificultad para superar barreras en la replicación de experimentos, dentro la “crisis de reproducibilidad”. El tercero (3) se refiere a la integridad en la investigación. El cuarto (4) aborda la cuestión de la humildad intelectual, así como su cultivo y desarrollo. El el quinto (5) se cuestiona la relevancia comúnmente asignada a los “incentivos perversos” como factores que afectan la calidad de la investigación.

1.- Primer artículo: La desafiante aventura de señalar errores o problemas en artículos publicados (1.1.) (1.2.) (1.3.) (1.4.)

El artículo se inicia narrando las desventuras de un investigador (apodado aquí JB) que reunió varios documentos sospechosamente similares sobre una temática de su interés. Posteriormente halló una docena más de documentos similares. Relata que, frente a ese hallazgo, experimentó congoja (“Oh, Dios mío, ¿Qué he encontrado?”). Como percibió que algo estaba mal, sintió la necesidad de informar a las respectivas revistas acerca de la anomalía hallada para que éstas indagaran. Pero también tuvo conciencia de que ello representaría una tarea monumental e ingrata, que le insumiría años de labor, que eventualmente podría tener efectos negativos en su propia carrera, y quizás otras consecuencias imprevisibles e indeseables.

Más tarde JB vio un artículo que aludٕía a las “fábricas de papers” (empresas que venden la autoría de artículos ya revisados por pares). Tomó contacto con otro investigador que había publicado un software para detectar artículos científicos duplicados o falsos. Juntos, analizaron una cohorte de papers sospechosos y, en 2017, publicaron un artículo sobre “similitudes sorprendentes” en 48 de ellos. El equipo continuó informando a revistas sobre artículos problemáticos y develando más ejemplos de artículos dudosos en ciencias de la vida. JB aprendió así que, si bien la ciencia depende de la confianza, nadie sabe (salvo los autores) lo que realmente se hizo en la trastienda de un estudio publicado.

En 2018 JB obtuvo financiamiento del gobierno australiano y de la Oficina de Integridad de la Investigación de EE.UU., lo que le permitió contratar asistentes para contribuir a la misión. Cree que con el tipo de trabajo que está encarando puede contribuir a la ciencia en mayor medida que concentrándose en su especialidad académica. “Las fábricas de papers ganarán, básicamente, si no hacemos algo para detenerlas, porque pueden producir papers de investigación mucho más rápido que un investigador genuino”.

Aunque no abundan los datos concretos acerca de la escala del problema, son frecuentes los errores y problemas en la literatura científica. En algunos casos, errores relativamente “pequeños” pueden llegar a invalidar los resultados centrales de los estudios. Junto con errores que inevitablemente se “cuelan” incluso en investigaciones cuidadosamente realizadas y revisadas por pares, también se publican imágenes y datos manipulados y, en ocasiones, estudios completamente inventados. Pero si bien los editores proclaman uniformemente que aceptan e investigan los reclamos sobre errores, los procesos de corrección o retractación suelen ser opacos y frustrantes, aun en aquellos casos que trascurren sin resistencias de los autores.

El Comité de Ética de Publicaciones (COPE) recomienda que las revistas respondan inmediatamente a quienes plantean inquietudes sobre artículos publicados y que investiguen esos reclamos, notificando a los reclamantes acerca del curso de la indagación y si ésta resulta en una retractación o corrección. Las principales editoriales y revistas, incluidas Springer Nature, AAAS, PNAS , PLOS, Cell Press y eLife, resaltan que desean estar al tanto de los problemas en sus artículos publicados, que investigan esos informes; y que se basan en las directrices de COPE para hacerlo. Dichas editoriales disponen de personal para atender esos problemas, pero en otras revistas los editores suelen no responder o encuentran razones para descartar las críticas, e incluso si hacen algo, a menudo demoran “una eternidad”. JB señala que a menudo debían hacer un estricto seguimiento con los editores para obtener respuesta a sus reclamos. Los resultados finales fueron sumamente variables: desde correcciones y retractaciones hasta decisiones expresas de no tomar medida ninguna. Después de informar sobre los reclamos y trámites relativos a un total de 300 artículos con escaso éxito, JB y su equipo se concentraron en publicar sus resultados.

Las situaciones pueden tornarse complicadas cuando los autores no están de acuerdo con los reclamos que se les formulan. Si bien normalmente los debates se canalizan a través de la literatura científica, en algunos casos de alto perfil los autores de artículos cuestionados responden con acciones legales a los reclamantes, o bien los amenazan con posibles demandas por difamación, chantaje y acoso. Si bien estos episodios no son comunes, ese tipo de respuestas genera un efecto paralizador para los denunciantes y para la crítica académica en general

Ante la evidencia de errores difíciles de prevenir en muchos estudios publicados, que afectan significativamente la confiabilidad de sus resultados, se concluye que debería ser mucho más común que los investigadores compartan no solo el artículo, sino también todos los materiales utilizados, incluidos los datos y los procedimientos de análisis. La misma editora de la revista Biomarker Insights señala que la industria editorial necesita “un cambio sistémico para lidiar con la realidad de que muchos artículos que se publican tienen problemas y necesitan algún tipo de atención posterior a la publicación”. El artículo concluye advirtiendo que quienes informan problemas y errores en artículos publicados pueden pasar un largo tiempo sin ver resultados y deben estar preparados para la frustración.

2.- Segundo artículo: Las barreras para la replicación de experimentos y la “crisis de reproducibilidad” (2.1.) (2.2.) (2.3.) (2.4.)

El 7/12/2021 se difundieron los resultados finales de un proyecto que insumió 8 años y 2 millones de dólares para reproducir experimentos de relevantes artículos publicados de investigación preclínica del cancer. El proyecto, organizado por el Reproducibility Project: Cancer Biology (RPCB), fue uno de los más sólidos estudios de reproducibilidad realizados hasta la fecha. Se centró en la investigación preclínica del cáncer porque los mayores indicios de bajas tasas de reproducibilidad provenían de ese espacio, y se seleccionaron artículos de alto impacto que en mayor medida configura al campo

Ea RPCB, una asociación entre el Center for Open Science y el Science Exchange (Palo Alto, California), se lanzó en 2013 con financiamiento del fondo de inversión filantrópica Arnold Ventures (Houston, Texas). Sus colaboradores se propusieron reproducir sistemáticamente experimentos de 53 artículos de alto perfil publicados entre 2010 y 2012 en revistas como Nature, Science y Cell. El RPCB no se constituyó para validar o invalidar estudios específicos. Su objetivo fue capturar una instantánea de la magnitud de la “crisis de reproducibilidad” y de los factores que la determinan, con el propósito de aportar posibles propuestas de solución a nivel del Sistema.

En el informe final se documenta cómo los obstáculos (como la vaguedad de los protocolos de investigación y las escasa disposición colaborativa de los autores) retrasaron la iniciativa durante 5 años y redujeron su alcance a la mitad. Aunque inicialmente se planeaba reproducir 193 experimentos de 53 artículos publicados, solo pudieron ejecutarse 50 experimentos de 23 artículos. Como resultado de la insuficiente cooperación, junto con la necesidad de revisar o modificar los protocolos con los experimentos ya en marcha, el equipo necesitó –en promedio- 197 semanas y un presupuesto medio de U$S 53.000 para replicar cada experimento.

Para muchos, el estudio resulta esclarecedor acerca de los factores que determinan la “crisis de reproducibilidad”, y la baja tasa de reproducibilidad es “francamente, indignante”. Otros actores cuestionan el valor del estudio y de sus resultados, mientras que el rechazo provino especialmente de investigadores cuyos hallazgos no pudieron replicarse exitosamente: “Es difícil creer que la mitad de los documentos examinados carezcan de validez”. “Todo trabajo publicado merece al menos un mínimo de 3 intentos de réplica antes de ser descartado” …..

Se señala que el verdadero problema es “el tiempo, el dinero y el esfuerzo que hoy se desperdician para encontrar señales en medio del ruido: ¿Con qué nivel de calidad estamos usando nuestros recursos? ¿Cómo estamos aprendiendo nuevos conocimientos? ¿Cómo tratamos a los investigadores que muestran que algo no funciona, o que focalizan en las causas de la variabilidad entre laboratorios? Estas son las cuestiones sobre las que habría que continuar presionando en todas las disciplinas.

Concluye señalando que las partes interesadas deberían abordar los incentivos y las culturas de investigación que se interponen en el camino de la replicación. En la cultura vigente, los investigadores de alto perfil que publican artículos tienen poco o nada que ganar, y mucho que perder, al participar en análisis confirmatorios de los resultados. A menudo visualizan a los intentos de replicación como amenazas más que como oportunidades de progreso. Ese tipo de cultura no fomenta el espíritu de autocorrección que es fundamental en la actividad científico.-tecnológica. Realmente es necesario cambiar toda la cultura de la investigación.

3.- Tercer artículo: Integridad y honestidad intelectual en la investigación (3.1) (3.2.) (3.3.) (3.4.) (3.5.) (3.6.) (3.7.)

  1. Integridad en la investigación

El compromiso de integridad rige tanto para los investigadores individuales como para las instituciones en las que trabajan. Para los individuos, es una cuestión ética ineludible. Para las instituciones, se trata de crear un entorno que promueva la conducta responsable mediante la adopción de estándares de excelencia, confiabilidad y legalidad en las prácticas institucionales.

Para el investigador individual, la integridad encarna sobre todo un compromiso con la honestidad intelectual y la responsabilidad personal por las acciones propias y por una conducta responsable en las investigación; por ejemplo: (a) honestidad intelectual al proponer, realizar y reportar investigaciones; (b) precisión en el reconocimiento de contribuciones a propuestas e informes de investigación; (c) equidad en la revisión por pares; (d) transparencia en las interacciones científicas, incluidas las comunicaciones y el intercambio de recursos; (e) transparencia en conflictos de interés presentes o eventuales; (f) protección de seres vivos en la realización de investigaciones; (g) adhesión a las responsabilidades entre los investigadores y sus equipos de investigación.

2.- Honestidad intelectual

La honestidad intelectual combina la buena fe con una motivación principal hacia la búsqueda de la evidencia genuina en la adquisición, análisis y trasmisión de ideas. Se caracteriza por una actitud recta, imparcial y no sesgada, que puede manifestarse de diversas formas, por ejemplo: (a) Asegurar que la eventual adhesión personal a determinadas ideas no interfiera en la búsqueda de evidencias; (b) No omitir intencionalmente hechos e informaciones relevantes, incluso cuando puedan contradecir las propias hipótesis, (c) Presentar los datos de manera imparcial y no tergiversarlos para respaldar puntos de vista propios, (d) Presentar exhaustivamente las referencias de las fuentes y trabajos anteriores.

3.- Mala conducta y prácticas no éticas

Algunos tipos comunes de mala conducta en la investigación son: (a) Falsificación: cambio u omisión de resultados / datos de la investigación para respaldar afirmaciones, hipótesis, otros datos, etc. Puede incluir la manipulación de la instrumentación, los materiales o los procesos de investigación, así como de imágenes o representaciones que distorsionen los datos, (b) Fabricación: construcción y / o adición de datos, observaciones o caracterizaciones que nunca ocurrieron en la recopilación de datos o la ejecución de experimentos. Las afirmaciones basadas en resultados incompletos o supuestos son una forma de fabricación, (c) Plagio: hacer pasar como propio uso el trabajo de otros (con o sin su consentimiento).

Algunos tipos comunes de prácticas no éticas en la investigación son: (a) Negligencia o parcialidad en el reconocimiento de trabajos anteriores, (b) Omisión deliberada de datos que no concuerden con las hipótesis, (c) Hacer pasar como propios datos reunidos por otros, (d) Publicar resultados sin el consentimiento de todo el equipo de investigación, (e) No reconocer a todos los investigadores que participaron en un trabajo, (f) Conflicto de intereses, (g) Publicación repetida de resultados o revisiones demasiado similares, (h) Violación de la confidencialidad.

4.- Cuarto artículo: La humildad intelectual: su cultivo y desarrollo (4)

1.- Qué es la humildad intelectual

Si no nos comportáramos como si nuestros supuestos conocimientos y creencias fueran verdaderos, nuestras vidas resultarían paralizadas por la incertidumbre y la indecisión. Pero el psicólogo Scott Plous señala que el exceso de confianza no solo es el sesgo más generalizado que afecta al pensamiento y la toma de decisiones humanos, sino que también es el más “catastrófico” al conducir a malas decisiones y otros resultados negativos.

El primer paso para lidiar con el exceso de confianza es percibir y tomar conciencia de que mucho de lo que creemos que es correcto podría no serlo. Esta conciencia de la propia falibilidad se denomina “humildad intelectual”: comprender que no podemos confiar plenamente en nuestros conocimientos y creencias porque podríamos depender de información defectuosa o incompleta o porque no somos capaces de comprender los detalles. Las personas que tienen un alto nivel de humildad intelectual tienen en cuenta que podrían estar equivocadas y que, por lo tanto, es posible que necesiten revisar sus puntos de vista en cualquier momento.

Para la Escala General de Humildad Intelectual, que el autor desarrolló junto con Rick Hoyle y sus estudiantes, los sujetos califican en qué medida los describe cada una de las siguientes afirmaciones en una escala de cinco puntos, desde “no coincido en absoluto” hasta “coincido totalmente”: (1) Cuestiono mis propias opiniones, posiciones y puntos de vista porque podrían estar equivocados, (2) Reconsidero mis opiniones cuando se me presentan nuevas pruebas, (3) Reconozco el valor de opiniones diferentes a las mías, (4) Acepto que mis creencias y actitudes pueden estar equivocadas, (5)- Frente a la evidencia contradictoria, estoy abierto a cambiar mis opiniones, y (6) Me gusta encontrar información nueva que difiera de lo que ya creo que es cierto.

Al tener en cuenta que sus creencias pueden estar equivocadas, las personas intelectualmente humildes: (a) prestan más atención a la calidad de las evidencias en la que basan sus creencias, (b) se interesan en comprender las razones por las que otros no están de acuerdo con ellas, (c) prestan mayor atención a la evidencia a favor y en contra de sus creencias y de las creencias de otros, (d) .están abiertas a una mayor variedad de información, perspectivas y opiniones de otros; (e) fomentan interacciones y relaciones más positivas, más abiertas, menos a la defensiva y más propensas a admitir errores, (f) manifiestan mayor “curiosidad epistémica”, (g) disfrutan de pensar, reflexionar y resolver problemas intelectuales, y (h) tienen mayor conciencia de sus limitaciones intelectuales.

La humildad intelectual es fundamentalmente una construcción metacognitiva, es decir, involucra los pensamientos de las personas sobre sus propios pensamientos, pero a menudo se manifiesta en las emociones y el comportamiento: las personas con alta humildad intelectual son menos dogmáticas con respecto a sus creencias y opiniones, toman más en cuenta las perspectivas de otros y reconocen el valor de las opiniones divergentes.

2.- ¿Qué factores influyen en la humildad intelectual?

La humildad intelectual tiene claros beneficios personales, prácticos y sociales. Pero, ¿Qué lleva a algunas personas a ser intelectualmente más humildes que otras? Dado que se trata de un tema de investigación relativamente nuevo, no se dispone de mucha información empírica sobre la cuestión, pero puede especularse a partir de investigaciones en áreas relacionadas.

(a) Influencias hereditarias: Al igual que prácticamente todas las características personales, la humildad intelectual tiene una base heredable. Se correlaciona tanto con el exceso de confianza como con la apertura, los cuales muestran evidentes influencias hereditarias.

(b) Aprendizaje conductual: Algunos padres pueden alentar a sus hijos a explicar y justificar sus creencias, actitudes y decisiones, enseñando así la importancia de basar los puntos de vista en la evidencia y la razón. También pueden alentarlos a estar abiertos a nuevas ideas y experiencias. Pero el mayor factor de aprendizaje se manifiesta cuando los niños observan cómo sus padres, maestros y otras personas expresan certeza o inquietudes acerca de sus creencias, manejan los desacuerdos con otras personas y cambian -o no- sus creencias cuando la evidencia lo justifica.

(c) Educación: Puede influir de dos maneras opuestas: (i) cuanto más aprenden las personas, mejor visualizan la complejidad del mundo y cuánto no conocen, y (ii) cuanto más aprenden las personas, mayor confianza desarrollan en sus áreas de conocimiento y pericia.

(d) Ámbitos culturales: Varían en el grado en que valoran la apertura y toleran la incertidumbre. Algunas culturas llevan a las personas a experimentar ansiedad en situaciones ambiguas o impredecibles, y están estructuradas a través de reglas estrictas, creencias compartidas y formas circunscritas de comportamiento. Estas culturas probablemente desalienten la humildad intelectual como una amenaza y alientan a las personas a adoptar un conjunto común de creencias.

(e) Sistemas de creencias (religiosas, políticas, étnicas): Pueden desalentar la humildad intelectual. Por ejemplo, la mayoría de las religiones (y hasta el ateísmo) enseñan que solo ellas tienen la verdad y desalientan fuertemente a sus adeptos a considerar que esas creencias pueden estar equivocadas. A medida que las opiniones se vuelven más extremas, en cualquier dirección, decae la humildad intelectual.

3.- ¿Cómo desarrollar la humildad intelectual?

Las personas pueden desarrollar su humildad intelectual tanto a través de una decisión personal como de intervenciones que las ayuden a confrontar su exceso de confianza intelectual y tomar medidas para reducirlo. Pero para ello es fundamental que perciban algún beneficio por hacerlo. La investigación sugiere que, además de ser racional y virtuosa, la humildad intelectual conduce a mejores decisiones, relaciones y resultados.

5.- Quinto artículo: Factores que afectan la calidad de la investigación: más allá de los “incentivos perversos” (5)

La mayoría de los defensores del “rigor científico” perciben hoy que la ciencia está gravemente afectada por “incentivos perversos”. Sostienen, por ejemplo, que si los investigadores son más recompensados por publicar que por ser rigurosos, seguramente priorizarán la velocidad y la facilidad sobre la solidez. Pero: ¿Habrá otros factores que afectan la calidad de los procesos de investigación más allá de los “incentivos perversos”?

La autora del artículo aquí reseñado estudió -como etnógrafa, durante más de 15 años- culturas de investigación biomédica y comportamientos de los investigadores. La etnografía permite ir más allá de las historias simplistas sobre comportamientos y decisiones, dando lugar a visiones más informadas sobre la cultura y otras cuestiones relevantes en la investigación. Fue clave, por ejemplo, para comprender cómo la cultura imperante (por entonces) en la NASA condujo al desastre del Challenger de 1986, que explotó poco después del lanzamiento. Un análisis etnográfico más reciente en la agencia mostró cómo la estructura administrativa de una misión afecta sus resultados científico-tecnológicos.

Entre sus experiencias, la autora encaró un estudio en su institución -la Universidad de Wisconsin-Madison- preguntando a los investigadores por qué estaban usando los métodos que usaban, y obtuvo respuestas distintas de las esperadas que, entre otros aspectos, superaron netamente los supuestos comunes sobre “incentivos perversos”. Integrada posteriormente en un ensayo inicial de genómica del cáncer, ayudó al equipo a comprender los problemas en ese tipo de estudio. Por ejemplo, existían creencias contradictorias acerca de los “datos de alta calidad”. Los investigadores de laboratorio deseaban actualizaciones tecnológicas frecuentes para obtener información genómica cada vez más precisa, mientras que los investigadores clínicos deseaban disponer de protocolos permanentes. Comprender este conflicto ayudó al equipo a superarlo. Desentrañar creencias, supuestos, preferencias, temores y relaciones sociales permite un favorable cuestionamiento y mejora de las prácticas.

Concluye señalando que si bien existen “incentivos perversos” en la actividad de investigación, su papel como barrera o factor inhibitorio de la calidad no debe suponerse a priori, sino evaluarse en cada caso. Los métodos abiertos, los marcos comparativos y las explicaciones holísticas de la etnografía pueden capturar variables generalmente ignoradas y abrir nuevas vías de acción.

Referencias:

1.1.) Fuente: “When Researchers Sound the Alarm on Problematic Papers: Finding and reporting an irregularity in a published study can lead people down an unexpected path” By Shawna Williams. The Scientist. Sep 1, 2021

(1.2.) Retraction Watch

(1.3.) Retraction Watch Database User Guide

(1.4.) PubPeer

(2.1.) Fuente primaria 1: “Investigating the replicability of preclinical cancer biology” Timothy M Errington, Maya Mathur, Courtney K Soderberg, Alexandria Denis, Nicole Perfito, Elizabeth Iorns, Brian A Nosek. Center for Open Science, United States; Quantitative Sciences Unit, Stanford University, United States; Science Exchange, United States; University of Virginia, United States. eLife 2021;10:e71601. Research Article. Cancer Biology Computational and Systems Biology. Dec 7, 2021. DOI: 10.7554/eLife.71601

(2.2.) Fuente primaria 2: “Reproducibility in Cancer Biology: Challenges for assessing replicability in preclinical cancer biology” Timothy M Errington, Alexandria Denis, Nicole Perfito, Elizabeth Iorns, Brian A Nosek. Center for Open Science, United States; Science Exchange, United States; University of Virginia, United States. eLife Dec 7, 2021. 10:e67995 DOI: 10.7554/eLife.67995

(2.3.) Fuente secundaria 1: “Half of top cancer studies fail high-profile reproducibility effort” By Asher Mullard. Nature, 09 December 2021. DOI: 10.1038/d41586-021-03691-0

(2.4.) Fuente secundaria 2: “Replication failures cast doubt on some cancer studies” By Brian Owens. Chemistry World. 7 December 2021

(3.1.) “Expanding Research Integrity: A Cultural-Practice Perspective” Govert Valkenburg, Guus Dix, Joeri Tijdink & Sarah de Rijcke. Science and Engineering Ethics volume 27, Article number: 10 (2021). Original Research/Scholarship. Open Access. Published: 09 February 2021. DOI: 10.1007/s11948-021-00291-z

(3.2.) “Research integrity revisited” Marcia Mcnutt And Robert M. Nerem. Science (Editorial).Vol. 356, N 6334. p. 115. 14 Apr 2017. DOI: 10.1126/science.aan3552

(3.3.) “Strengthening research integrity: which topic areas should organisations focus on?” Mads P. Sørensen, Tine Ravn, Ana Marušić, Andrea Reyes Elizondo, Panagiotis Kavouras, Joeri K. Tijdink & Anna-Kathrine Bendtsen. Humanities and Social Sciences Communications. Vol, Article number: 198 (2021) Open Access. Published: 12 August 2021. DOI: 10.1057/s41599-021-00874-y

(3.4.) “Educating PhD Students in Research Integrity in Europe” Shila Abdi, Daniel Pizzolato, Benoit Nemery & Kris Dierickx. Science and Engineering Ethics volume 27, Article number: 5 (2021). Original Research/Scholarship. Published: 27 January 2021. DOI: 10.1007/s11948-021-00290-0

(3.5.) “Scientific Conduct, Intellectual Honesty, Research Integrity and Scientific Misconduct. KL University, 19/11/2021

(3.6.) “Integrity in Scientific Research: Creating an Environment That Promotes Responsible Conduct” National Research Council (US) and Institute of Medicine (US) Committee on Assessing Integrity in Research Environments. Washington (DC): National Academies Press (US); 2002

(4) “What Does Intellectual Humility Look Like?” By Mark Leary | Greater Good Magazine. November 3, 2021

(5) “Understand the real reasons reproducibility reform fails” By Nicole C. Nelson. Nature. World View. 06 December 2021. Nature 600, 191 (2021). DOI: 10.1038/d41586-021-03617-