Newsletter DPT Nro. 74

ISSN 2618-236X

Julio / 2022

NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS
NOTICIAS INTERNACIONALES

Los peores enemigos de la ciencia

Están en su interior

Más allá de la objetividad a la que aspira, la ciencia convive con las imperfecciones propias de lo humano. Ello se muestra en el reciente libro “Los males de la ciencia” editado por Next Door y cuyos autores son Juan Ignacio Pérez Iglesias (JIP) —catedrático de Fisiología en la Universidad del País Vasco y director de su Cátedra de Cultura Científica— y Joaquín Sevilla (JS), catedrático de Tecnología Electrónica en la Universidad Pública de Navarra.

Respecto del título, los autores expresan: “Con el nombre de los males de la ciencia queremos referirnos a problemas, comportamientos y situaciones indeseables que se producen en el mundo de la ciencia”; … “los verdaderos enemigos de la ciencia son las malas prácticas, la burocracia, el fraude, la discriminación por la causa que fuere, los malos usos de la ciencia y demás miserias”.

Las temáticas dominantes, tratadas en una entrevista de los autores con el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, se reseñan a continuación:

(a) Excesivo foco en las publicaciones

JS destaca que la vinculación entre “producción científica” y “publicación de resultados” es excesiva y es una fuente de muchos de los males que aquejan a la ciencia. JIP responde en la misma dirección, con la idea de desvincular el mérito —entendido como sistema para lograr acceso, promoción o financiamiento— de la cantidad de publicaciones.

La medición de las publicaciones científicas está cada vez más cuestionada por el excesivo valor que se le asignó —que condujo al lema “publicar o perecer”. ¿Cómo mejorarlo sin caer en una excesiva subjetividad? No se trataría tanto de eliminar completamente los criterios bibliométricos como de ponderarlos debidamente. Pueden usarse para hacer una selección previa y luego añadir otros criterios, siempre que puedan fundamentarse las decisiones.

Por otro lado, el actual sistema de publicaciones es malo; entre otras cosas porque muchos de los mejores científicos ya no aceptan hacer revisiones o se las encargan a personas más inexpertas de su equipo. Si bien es concebible un sistema basado en repositorios abiertos, es fundamental desvincularse de la tiranía de las publicaciones de grandes empresas editoras, que parasitan el sistema científico y que han hecho girar en torno a ellas todo el entramado profesional.

Por su parte, JS opina que lo que hay que hacer es introducir cierta subjetividad, que no quiere decir arbitrariedad. Ahora mismo prevalece el concepto de “seguridad jurídica” frente al de la mejor selección posible. Estamos en un camino de perversión donde lo que importa no es la buena investigación, sino la publicación. Pero cualquier cambio es difícil.

Otro de los problemas de depender del sistema de revistas científicas es la tendencia a ocultar los resultados negativos, los cuales son sumamente valiosos para la investigación. Es necesario dar pasos para normalizar la exposición de resultados negativos o desfavorables en las publicaciones. JS sugiere la pertinencia de una sección tipo “necrológicas de hipótesis”.

(b) La simultánea solidez y fragilidad de la ciencia y del sistema científico

JIP destaca que la ciencia es sólida en el sentido de que se basa en la curiosidad y en la ignorancia, que son atributos intrínsecamente humanos: siempre habrá personas con curiosidad y dispuestas a hacer ciencia. Y es frágil porque tiene adversarios culturales y políticos que se alimentan unos a otros. Hay grandes intereses que pueden enfrentarse a los resultados que proporciona la ciencia, pero las perversiones siempre acaban saliendo a la luz y es preferible que sea un científico quien hable de ellas abiertamente, a que lo hagan personas con intereses anticientíficos del tipo que sea.

Por su parte JS responde que la ciencia es un sistema de conocimiento que a veces saca a la luz verdades incómodas y que, por tanto, está sometida a eventuales ataques. Para desarrollarse adecuadamente, la ciencia necesita trabajar en un clima de confianza.

Ambos entrevistados consideran positivo criticar el funcionamiento del sistema científico, pero eso no significa poner constantemente “el dedo en el ojo” hablando únicamente de malas prácticas que no son representativas del mundo de la ciencia. Por su parte JIP responde que el sistema científico es intrínsecamente transparente, y que no podría funcionar si no lo fuera. Ello es imprescindible para que los hallazgos puedan contrastarse.

(c) La principal amenaza para la ciencia está dentro de sí misma

JS ratifica que el peor enemigo de la ciencia está en su interior y que ello podría acabar con los mejores valores del conocimiento científico. “Un ejemplo: si como colectivo comenzamos a aceptar resultados a partir de muestras cada vez más pequeñas, acabamos publicando cosas cada vez menos fiables y reproducibles para mantenernos en el sistema. Hacemos un simulacro de ciencia y dejamos de lado su auténtico objetivo: buscar la verdad”.

JIP señala que los hallazgos de la ciencia son siempre provisionales y están en constante revisión. Al mismo tiempo, son una construcción social a las que el consenso les da fuerza. Si bien aceptar la provisionalidad de un conocimiento puede verse como una debilidad, también entraña una fortaleza: es lo mejor que tenemos.

El consenso acerca de un hallazgo tiene un gran valor porque implica que no se trata de una conjetura individual ni de una “negociación”, sino que emerge del conocimiento compartido por diversas personas que trabajan en disciplinas diferentes y que llegan a un entendimiento común con base en pruebas aportadas desde la diversidad disciplinaria.

(d) Los sesgos en la ciencia

Así como cabe reconocer que cada persona tiene sus sesgos, en ciencia se trata de limitar al máximo sus efectos. Para ello es importante la diversidad dentro del sistema científico y en los equipos, de manera que los sesgos sean enfrentados y aniquilados. He aquí el valor de la intersubjetividad, ese punto en común entre diferentes subjetividades, que es la mejor garantía de que el conocimiento alcanzado tiene valor.

(e) Otros factores de “salud mental” en la ciencia

Otros factores de interferencia son la escasez de plazas (vacantes) y la dificultad de establecerse en la carrera científica. Según JS, son problemas que siempre han existido, aunque en las dos últimas décadas ha crecido su alcance y la tensión que generan. Se señala que una salida natural podría ser orientarse hacia la empresa.

Aun cuando en el libro se tratan diversos problemas, como los casos de fraude científico o los problemas de reproducibilidad de muchos estudios, ambos autores se reconocen como optimistas. La comunidad científica es consciente de que hay problemas que se deben resolver en beneficio de los distintos integrantes del sistema. Todo ello sabiendo que nunca se logrará plasmar un sistema ideal, y que cuando se solucionen unos problemas aparecerán otros nuevos. Los autores se limitaron a recopilar problemas y propuestas que ya estaban sobre la mesa.

JIP concluye la entrevista resaltando que la intención con el libro fue generar debate. Entre otras cosas, resulta preocupante la creciente divulgación antipedagógica, que no trasmite la verdadera naturaleza del conocimiento científico, ni su provisionalidad ni su carácter humilde.

Fuente secundaria: “El peor enemigo de la ciencia está en su interior: Entrevista con Joaquín Sevilla y Juan Ignacio Pérez Iglesias”. Por Jesús Méndez Boletín SINC. Sociedad. 7/5/2022.