Newsletter DPT Nro. 81

ISSN 2618-236X

Febrero / 2023

NOTICIAS DE INTERES GENERAL

La colaboración científico-tecnológica internacional atraviesa una profunda crisis

Cuando resulta crucial para abordar problemáticas comunes

En un escenario de diversos problemas y amenazas globales que deben afrontarse conjuntamente, la colaboración científico-tecnológica internacional atraviesa una profunda crisis. Esta reseña comprende dos artículos. En el primero (1) se examinan diversos factores supuestamente condicionantes de la crisis. En el segundo (2) se alerta sobre la prioridad de prevenir y evitar que la ciencia global se use como “peón” en el juego político-diplomático internacional.

 

1.- Primer artículo: Factores condicionantes de la crisis en la colaboración científico-tecnológica internacional (1)

La colaboración científico-tecnológica está afectada por una profunda crisis impulsada por estados nacionales y grupos supranacionales. Entre los factores condicionantes de dicha crisis se destacan: (a) nacionalismo económico, (b) competencia geopolítica, (c) temores de espionaje, y (d) prioridad de mantener una ventaja en ciertos campos científico-tecnológicos, superando o excluyendo a las naciones competidoras. Paralelamente está surgiendo una nueva era de competencia entre “grandes potencias”; por ejemplo, EE.UU. está utilizando su capacidad de I&D para contrarrestar el ascenso de China en ciertos campos, como los microchips y la inteligencia artificial. Gran parte del mundo occidental está limitando la colaboración con investigadores chinos a medida que surgen temores sobre espionaje e “influencia maligna”. Mientras tanto, debido a la guerra de Rusia contra Ucrania, la cooperación entre investigadores rusos y Occidente ha caído a su nivel más bajo en décadas.

Este deterioro llega en el momento en que más se necesita la colaboración científico-tecnológica. Los problemas que enfrenta hoy la humanidad -tales como cambio climático, contaminación y pandemias- son multifacéticos y no respetan fronteras. Concluye señalando que, si bien los países siempre restringirán la colaboración en la investigación que consideren “sensible”, la cooperación científica debería mantenerse ampliamente abierta. Solo actuando conjuntamente los países podrán enfrentar problemas y amenazas que son comunes a todos.

 

2.- Segundo artículo: No tratar a la ciencia global como un “peón” en el juego político-diplomático internacional (2)

Un conjunto de recientes anuncios parecen delinear una tendencia, de distintos países y regiones, a utilizar la cooperación científico-tecnológica para promover sus objetivos geopolíticos o geoestratégicos. Pero aun cuando dicha cooperación se utilice como “palanca” política, ello no debería impedir que los países trabajen conjuntamente en cuestiones de interés común, tales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la prevención de pandemias y otras problemáticas apremiantes.

En un contexto de crecientes tensiones entre China y EE.UU. y las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, la investigación científico-tecnológica podría quedar “atrapada” en proyectos políticos. Los investigadores deberían estar atentos, reconocer los riesgos y mantenerse firmes cuando sea necesario.

En 2018, la administración del expresidente estadounidense Donald Trump lanzó su ‘Iniciativa China’, un programa de vigilancia para contrarrestar lo que el gobierno consideraba robo de propiedad intelectual y espionaje económico. Esto condujo a que muchos investigadores chinos (o con ascendencia china) fueran arrestados y llevados a juicio. Si bien esta iniciativa se agotó hacia febrero de 2022, el daño ya estaba hecho.

Por su parte, el gobierno de China eliminó -hace dos años- los incentivos para que sus investigadores publicaran en revistas internacionales, lo que implica un creciente aislamiento de los investigadores chinos con relación a sus homólogos internacionales. En 2021, el número de artículos en coautoría entre investigadores de EE.UU. y China cayó por primera vez en 20 años, y también cayó el número de autores que, en sus trabajos de investigación, informan afiliaciones duales de EE.UU. y China.

Hasta hoy, las tensiones entre China y EE. UU y el aislamiento de Rusia no parecen haber tenido efectos significativos en redes de investigadores como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas. Los países procuran moderar las tensiones que puedan interferir en las tratativas en curso para acordar nuevos tratados.

¿Qué puede esperarse durante 2023?

El mundo atraviesa un “complejo de incertidumbre”, con una pandemia y una guerra en curso, junto con riesgos climáticos y “shocks” económicos asociados. Como consecuencia, es probable que más países erijan barreras comerciales, tomen medidas para proteger sus economías, y utilicen la ciencia y la tecnología para lograr objetivos de política exterior. Frente a ese panorama previsible, los gobiernos deben aceptar sus responsabilidades para garantizar la integridad de la cooperación internacional en la formulación de políticas con base científica. En el caso del cambio climático, la principal responsabilidad recaerá en Emiratos Árabes Unidos, que asumirá la presidencia de la próxima cumbre del clima, la COP28.

Concluye señalando que el año 2023 traerá –seguramente- mayor presión sobre la cooperación científico-tecnológica (por ejemplo, en materia de medio ambiente y salud pública). Por tanto, los investigadores y sus organizaciones deberán estar atentos, porque se les pedirá que se comprometan con “medidas fastidiosas”, y deberán estudiar los posibles impactos de lo que se les pida que hagan o no hagan. Y deberían preguntarse si están dispuestos a participar en una ciencia alineada con la política exterior si ello conduce al debilitamiento de las redes de cooperación necesarias tanto para la ciencia global como para los tratados internacionales basados en la ciencia.

Referencias:

(1) “We’re all in this together” By Patrick Walter, Chemistry World. 25 November 2022

(2) “Global science must not be treated as a diplomatic pawn”. Nature 612, pp- 589-590 (2022). Editorial article. 20 December 2022. DOI:10.1038/d41586-022-04477-8