Newsletter DPT Nro. 85
ISSN 2618-236X
Junio / 2023
NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS
NOTICIAS EDUCATIVAS Y PEDAGOGICAS NACIONALES
Relación entre educación, empleo y desarrollo
La trasformación de la educación como prioridad para la Argentina
Esta reseña comprende dos artículos que enfatizan en la relevancia primordial de la educación para lograr más y mejores empleos, para el ascenso social, así como para el desarrollo y la competitividad de la Argentina en los escenarios globales actuales y previsibles.
1.- Primer artículo: Las evidencias empíricas (1.1.) (1.2.)
Solo el 24% de los argentinos logra completar estudios terciarios o universitarios. Ese porcentaje se ubica muy por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero por encima de varios países de Latinoamérica. Los datos surgen de un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, con base en información publicada por la OCDE con datos de 2021. En ese ranking la Argentina se ubica en el puesto 36 entre las 44 naciones incluidas en el relevamiento.
El promedio de la OCDE (con predominio de países desarrollados) es de 41% de personas con al menos estudios terciarios completos. En la Argentina ese indicador es del 24%, que supera a otros países de la región como Colombia (22%), Brasil y México (ambos con el 21%), pero queda por debajo de Chile (31%) y de Costa Rica (25%). En la Argentina, el nivel educativo alcanzado por el mayor porcentaje de la población de 25 a 64 años de edad es el secundario completo (42%). En ese apartado, el país ocupa el lugar 32 del ranking.
Marcelo Rabossi, investigador de la Universidad Torcuato Di Tella, dijo a Infobae: “El bajo porcentaje de graduados es esperable dada la situación general del país, fundamentalmente desde lo educativo. En este sentido, nos desplomamos. Pensemos que a mediados de los 1950, 1 de cada 3 estudiantes universitarios en América Latina era argentino. Hoy, Chile gradúa más que nosotros. En 2021, en este país se graduaron 159.000 profesionales y en la Argentina, en 2020, 132.000. Y la población chilena es la mitad que la nuestra”. Para este especialista, además de la cantidad, el problema radica en la calidad del capital humano, que sale de la secundaria con conocimientos endebles. “Cuando comparás los conocimientos de un graduado secundario en relación a un equivalente de los países top de Asia como Japón, Taiwán, Corea del Sur y Singapur, según las pruebas internacionales, hay 3 años de diferencia. Un graduado argentino tiene el nivel de conocimiento de un oriental que recién completó segundo año de la secundaria. Y esto luego se refleja en las tasas de abandono universitario”, advirtió.
Según Rabossi, muchos de los jóvenes que logran completar el secundario no reúnen las competencias necesarias para “resistir” las demandas que le impone una carrera superior. De hecho, solo 6 de cada 10 de los nuevos inscriptos llega a completar el primer año universitario. Posteriormente la matrícula continúa en caída hasta cifras muy bajas de obtención del título.
El ranking que elaboró el CEA está encabezado por Canadá, con el 61% de su población con -al menos- estudios terciarios completados. Le siguen Japón, (55%), Irlanda (53%) y Corea (51%). Mientras tanto, en el otro extremo se encuentra Indonesia (13%), India (13%) y Sudáfrica (16%).
“Hoy por hoy hay un problema de origen. Pobreza por un lado, un mal sistema de retención de alumnos en el nivel secundario. Puntualmente estudiantes que abandonan y un Estado que no sale a identificarlos y a buscarlos para que regresen. Sumémosle que los docentes del secundario no están bien formados para enfrentar la situación, y luego una universidad rígida, con carreras largas. Entonces, no debe extrañarnos la magra formación de capital humano que estamos teniendo. Y esto nos está condicionando e hipotecando el futuro”, concluyó Rabossi.
A menor formación, más desempleo
Las cifras representan un problema evidente que alcanza al mercado laboral, dada la correlación positiva entre el nivel educativo alcanzado y la tasa de empleo. En la Argentina, quienes no terminaron el secundario tienen una tasa de empleo del 66%, mientras que entre quienes lo finalizaron asciende al 73%. Para aquellos que culminaron el terciario, dicha tasa es del 85%, y para los que hicieron un doctorado aumenta al 93%.
“Los datos publicados por la OCDE ponen de manifiesto que lograr un mayor nivel educativo mejora las probabilidades de acceder a un mejor empleo, al mismo tiempo que ayuda a que los jóvenes no queden en situación de Ni-Ni (ni estudiar ni trabajar). Es por ello que no sólo se debe fomentar la inscripción de los jóvenes en los niveles secundario y terciario, sino sobre todo la finalización de dichos estudios”, señaló Alieto Guadagni, director del CEA.
En la Argentina, en la franja etaria de 25 a 29 años, el 23,8% no estudia ni trabaja (Ni-Ni). Entre aquellos jóvenes que no lograron terminar la secundaria, un 35% no estudia ni trabaja, mientras que el 61% solo trabaja y el 3% continúa estudiando. A medida que asciende el nivel educativo, baja el porcentaje de “Ni-Ni”. De los que alcanzaron secundario completo, el 28% tiene esa condición, el 70% trabaja y el 2% sigue estudiando. De quienes consiguieron un título terciario, apenas el 9% se encuentra en situación de “Ni-Ni”, el 40% trabaja y el 50% sigue sus estudios.
Al comparar el porcentaje de Ni-Ni con los demás países incluidos en el listado, la Argentina ocupa el lugar 31 de los 38 países. El ranking lo lidera Países Bajos con apenas el 4,6% de jóvenes que no estudian ni trabajan, mientras que en último lugar se encuentra Sudáfrica con el 44%.
2.- Segundo artículo: La educación es el primer paso (2)
Muchos de los adultos que hoy son pobres no concluyeron la escuela secundaria, pero debemos lograr que sus hijos se gradúen en escuelas secundarias de buen nivel educativo. Sin inclusión educativa, es decir abarcando todos los niveles socio-económicos de nuestra sociedad, no podremos abatir una pobreza que hoy es excluyente del mundo del trabajo; nuestros pobres son hoy verdaderos excluidos.
En el mundo se están eliminando aceleradamente los empleos no calificados y aumentando la demanda por trabajadores con mayor educación. Por eso la escuela ayuda a abatir la pobreza y también ayuda al crecimiento económico. La mayoría de los pobres tienen trabajos precarios y poco calificados o están desocupados porque carecen de un buen nivel educativo. La mayor parte de los empleos creados en los últimos años requieren de estudios secundarios y universitarios.
Si la pobreza fuera meramente coyuntural, se podría remediar con soluciones de corto plazo y planes sociales, pero cuando la pobreza es como la que nosotros padecemos, son necesarias otras líneas de acción que apunten a la raíz del flagelo. La propuesta superadora se centra en la educación, ya que de la pobreza no se sale únicamente con subsidios: el requisito es la escolarización completa de los adolescentes, ya que el bajo nivel educativo estimula el desempleo y la pobreza.
El último informe del INDEC sobre la población ocupada y desocupada de los 31 aglomerados urbanos del país (al cuarto trimestre de 2022) señala que, en lo que respecta a la población desocupada, el porcentaje de personas con estudios terciarios o universitarios completos se reduce a apenas el 8% mientras que el 92% restante posee estudios secundarios o inferiores. Por su parte, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social informa periódicamente sobre el nivel de ingreso medio de la población ocupada diferenciando según el nivel educativo alcanzado. Las últimas cifras publicadas (referidas al tercer trimestre del 2022) muestran que el ingreso de aquellas personas que finalizaron el nivel terciario o universitario es mayor que el de aquellas con menor nivel educativo.
Estas cifras evidencian una realidad de nuestro país: aquellas personas que han logrado completar el nivel terciario o universitario tienen mayores probabilidades de empleo y de obtener mayores ingresos. Es por ello que si se quiere avanzar hacia la justicia social y la igualdad de oportunidades, es necesario ofrecer -a las personas de menores recursos- diferentes alternativas que fomenten y les permitan acceder a un mayor nivel educativo, sin perder la calidad de formación, y de esta manera promover el acceso al empleo y a salarios que les permitan salir de la pobreza.
El siglo XXI es el siglo del conocimiento, de la racionalidad científica y tecnológica que contribuyen al cambio de las condiciones económicas y sociales. La innovación tecnológica, el espíritu empresarial, la armonía social y la ventaja competitiva de los pueblos, dependen de la educación que expande su capital humano, que es más importante que el capital físico: según el Banco Mundial, “el valor del capital humano equivale a cuatro veces el valor del capital físico”.
Nuestra pobreza y la indigencia se concentran en quienes tienen una escasa escolarización. Nuestros adultos que hoy son pobres y excluidos no terminaron ayer la escuela secundaria, pero debemos lograr que mañana sus hijos se gradúen en escuelas secundarias de buen nivel educativo. Así podremos quebrar este círculo de reproducción intergeneracional de la pobreza. La igualdad de oportunidades es esencial en una sociedad donde la justicia social no es simplemente retórica.
El primer paso que tendremos que dar es esencial para evidenciar la voluntad colectiva de superación, y se refiere a la necesidad de respetar el calendario escolar sin cierres forzados de escuela motivados por conflictos de carácter laboral. Hay que defender el derecho prioritario de los niños pobres a tener clases.
Referencias:
(1.1.) “Sin educación no hay empleos de calidad en este siglo XXI” Centro de Estudios de la Educación Argentina. Universidad de Belgrano. Año 12 – Nº 118. Febrero 2023
(1.2.) “Solo 1 de cada 4 argentinos tiene título terciario o universitario: cómo se ubica el país a nivel mundial” Por Maximiliano Fernández. Infobae. Educación. 15 Feb, 2023
(2) “Fortalecer la educación, el primer paso” Daniel Roldán y Alieto Aldo Guadagni. Clarín. Opinión. 26/04/2023