Newsletter DPT Nro. 86

ISSN 2618-236X

Julio / 2023

NOTICIAS DE INTERES GENERAL

Hay plástico en nuestros cuerpos: ¿Y entonces qué?

Una guía para reducir la contaminación por plásticos

Esta reseña comprende dos artículos. El primero (1) trata sobre el reciente hallazgo de plásticos en el cuerpo humano y sus posibles consecuencias. El segundo (2) se refiere a una guía para la acción de ONU Medio Ambiente –dirigida a gobiernos y empresas- para hacer frente a la contaminación por plásticos.

1.- Primer artículo: Hay plástico en nuestros cuerpos: ¿Y entonces qué? (1)

Hay plástico en el agua, en la tierra, en el aire y en nuestros alimentos. Recientemente se verificó que también hay plástico en nuestros cuerpos; en nuestros pulmones, intestinos y en nuestra sangre. Si bien no sabemos aún cómo nos afecta, la cuestión concita una profunda y variopinta ansiedad cultural. Podría ser que este “revoltijo” de fragmentos plásticos no nos provoque daños relevantes, pero aun así estaría presente –como efecto psicológico- la sensación de una “venganza divina solapada”.

Cuando hablamos de esta inquietante presencia en nuestro interior, nos referimos generalmente a “microplásticos”; una amplia categoría en la que cabe cualquier pieza de plástico con longitud menor de 5 milímetros, visible a simple vista. Pero también están presentes los nanoplásticos (fracciones minúsculas de los microplásticos) que pueden atravesar las membranas entre las células.

Sabemos que los micro y nanoplásticos afectan –intergeneracionalmente- el crecimiento, reproducción y conducta de ciertos peces, y también conocemos los nefastos efectos de la ingesta de plástico en algunas especies marinas. ¿Será posible que se estén produciendo procesos similares en nuestros cuerpos, que puedan acortar nuestras vidas y volvernos, al mismo tiempo, más bobos y menos fértiles?

Los cambios que podamos hacer para tratar de protegernos de la ingesta de plásticos parecen bastante cosméticos frente a la evidencia de que nuestra civilización y nuestro estilo de vida nos están envenenando. En la década de 1950, cuando la producción de plástico a nivel industrial comenzó a definir la cultura material de Occidente, el filósofo francés Roland Barthes observó que la llegada de este material “mágico” estaba provocando un cambio en nuestra relación con la naturaleza. “La jerarquía de las sustancias ha quedado abolida; una sola las remplaza a todas: el mundo entero puede ser plastificado. Y también la vida, ya que, según parece, se comienzan a fabricar aortas de plástico”, escribió.

Nuestra actual incertidumbre sobre qué significa, desde el punto de vista patológico, que estemos cada vez más llenos de plástico, nos permite atribuir toda clase de malestares a esta nueva información sobre nosotros mismos. La idea de que unos microscópicos trozos de basura atraviesen la barrera hematoencefálica parece una forma apropiada y oportuna de entrar en los anales del imaginario apocalíptico. Los diversos malestares que podemos atribuirles son infinitos: depresión, resfriados, infertilidad, pereza, apatía o deterioro precoz de la memoria, cáncer de estómago o tumor cerebral.

Pero la presencia de plástico en nuestros órganos y en nuestra sangre es ya bastante alarmante de por sí; y se registra con la misma intensidad tanto en el plano psíquico como en el fisiológico. Cuando miramos los cuerpos en descomposición de esas aves repletas de basura, sabemos que no miramos solo lo que le estamos haciendo al mundo, sino también lo que nuestro mundo dañado nos está haciendo a nosotros mismos.

 

2.- Segundo artículo: Una guía para la acción: Reutilizar, reciclar y reorientar (2)

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó, el 15/05/2023, una hoja de ruta para gobiernos y empresas con el objetivo de afrontar la contaminación por plásticos. Según el estudio, es posible reducirla hasta en un 80% de aquí a 2040 si se adoptan profundos cambios políticos y de mercado, los cuales permitirían ahorrar hasta U$S 1,27 billones y crear 700.000 puestos de trabajo en países en desarrollo.

Según el documento –titulado “Cerrando el grifo: cómo el mundo puede acabar con la contaminación por plásticos y crear una economía circular”- es posible lograr este objetivo si los países y las empresas aplican cambios profundos en sus planes de acción y en los mercados utilizando las tecnologías existentes. “La forma en que producimos, utilizamos y eliminamos los plásticos está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima“, afirmó Inger Andersen la directora ejecutiva de la agencia. Además recuerda que “la gente de las naciones y comunidades más pobres es la que más sufre, como ocurre en toda la triple crisis planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación. Este “material milagroso” se ha convertido en un material desastroso, al menos en la forma en que lo utilizamos“.

Hacia un mercado circular

Para reducir en un 80% la contaminación por plásticos en todo el mundo para 2040, el informe sugiere eliminar primero los plásticos innecesarios. Posteriormente, los autores abogan por tres cambios en el mercado:

 

(a) Reutilizar: El fomento de las opciones de reutilización, incluidas las botellas reusables, los dispensadores a granel, los sistemas de depósito y devolución, los sistemas de recuperación de envases, etc., puede reducir el 30% de la polución. Los gobiernos deberán ayudar a crear incentivos comerciales más sólidos en favor de los reutilizables.

(b) Reciclar: el reciclaje debe convertirse en una empresa más estable y rentable. La eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles y el mejoramiento de los productos plásticos aumentarían la proporción de artículos reciclables del 21% al 50%.

(c) Reorientar y diversificar: La sustitución de productos como envoltorios de plástico, bolsitas y artículos de comida para llevar por productos fabricados con materiales biodegradables implicaría una disminución adicional del 17% de la contaminación


Incluso con las medidas anteriores, en 2040 todavía será necesario tratar de forma segura 100 millones de toneladas métricas de plásticos procedentes de productos de un solo uso y de vida corta, además del importante legado existente. Esto puede abordarse aplicando normas determinadas para su eliminación segura y eficaz, responsabilizando a los fabricantes de los productos que desprenden microplásticos y prohibiendo la exportación de residuos plásticos.

Cifras económicas

En conjunto, el cambio a una economía circular supondría un ahorro de U$S 1,27 billones, teniendo en cuenta los costes y los ingresos por reciclaje. Otros U$S 3,25 billones se ahorrarían gracias a factores externos como la mejora de la salud y el clima, la disminución de la contaminación atmosférica y de la degradación de los ecosistemas marinos y los costes relacionados con litigios. Este cambio también podría dar lugar a un aumento neto de 700.000 puestos de trabajo, sobre todo en los países de renta baja, lo que mejoraría significativamente los medios de subsistencia de millones de trabajadores en entornos informales.

Los costes de inversión para el cambio sistémico recomendado son significativos, pero inferiores al gasto sin no ocurriera nada: U$S 65.000 millones al año frente a U$S 113.000 millones. Según el informe, gran parte de estos costos pueden obtenerse reubicando la financiación prevista para nuevas instalaciones de producción, que ya no serían necesarias gracias a la reducción de la fabricación de plástico, o aplicando mayores impuestos a la creación de nuevas cantidades de este material. Los autores advierten, sin embargo, que un retraso de 5 años puede provocar un aumento de 80 millones de toneladas métricas de contaminación para 2040.

Hacia una economía circular

Con una normativa que garantice que los plásticos están diseñados para un uso circular, se puede exigir a los productores que financien la recogida, el reciclado y la eliminación responsable de los productos de plástico al final de su vida útil. El informe recomienda que un marco fiscal global podría formar parte de las políticas internacionales para permitir que los materiales reciclados compitan en igualdad de condiciones con los materiales vírgenes; crear una economía de escala para las soluciones y establecer sistemas de seguimiento y mecanismos de financiación. El documento también aborda otras políticas específicas, como normas de diseño, seguridad y plásticos biodegradables, objetivos de reciclado mínimo, impuestos, prohibiciones, estrategias de comunicación, contratación pública y etiquetado de productos.

La hoja de ruta fue publicada en vísperas de una segunda ronda de negociaciones sobre un acuerdo mundial para combatir la contaminación por plásticos, la cual tuvo lugar, entre el 29 de mayo y el 2 de junio, en la sede de la UNESCO en París, Francia.

Referencias:

(1) “Hay plástico en nuestro cuerpo” Por Mark O’Connell. The New York Times. Opinión de autor invitado. 30 de abril de 2023

(2) “Reutilizar, reciclar y reorientar ahorraría hasta un 80% la contaminación del plástico” Noticias ONU. Cambio climático y medioambiente. 16 Mayo 2023