N.86 – Postulan una nueva ecuación global

En un contexto de recursos económicos finitos y múltiples demandas sanitarias: ¿Cómo identificar los mejores medicamentos, vacunas, procedimientos diagnósticos y dispositivos biomédicos? ¿Cuál es un precio justo para que los pacientes puedan acceder a estas innovaciones? Para contribuir a que los sistemas de salud de 174 países puedan dar respuesta a esos interrogantes de una manera más eficiente y equitativa, investigadores del CONICET y del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) formularon la primera ecuación -basada en datos disponibles en la mayor parte de los países- que ofrece a los tomadores de decisión un parámetro crítico para orientar la asignación de recursos en salud.

“Esta ecuación permite tomar mejores decisiones y que los sistemas de salud puedan concentrar sus esfuerzos y sus recursos en aquellas intervenciones y tecnologías que realmente valgan la pena. En otras palabras, ayuda a producir más salud con el mismo presupuesto”, afirma, Andrés Pichon-Riviere, investigador del CONICET en el Centro de Investigaciones en Epidemiología y Salud Pública (CIESP, CONICET-IECS), primer autor del trabajo y director general del IECS.

Del estudio también participaron, Michael Drummond, profesor de Economía de la Salud de la Universidad de York (Reino Unido) y referente internacional en economía sanitaria, los investigadores del CONICET en el CIESP Federico Augustovski y Sebastián García Martí, respectivamente director y coordinador del Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Economía de la Salud del IECS, y el economista Alfredo Palacios, quien actualmente es becario de investigación en el Centro de Economía de la Salud de la Universidad de York.

La nueva ecuación permite calcular el “umbral” de costo-efectividad que las tecnologías no deben superar para que tenga sentido incorporarlas al sistema de salud. Hasta ahora, la mayoría de los países calculaban ese umbral a partir de una regla empírica aproximada propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace 20 años, y cuya validez fue cuestionada más tarde por la misma OMS. “La nueva ecuación permite distribuir los recursos de manera equitativa y proporciona reglas claras para los sistemas de salud y para la industria productora de tecnologías respecto de los precios que se pueden cubrir”, asegura Pichon-Riviere, y añade que los países pueden ajustar los resultados y bajar o subir los umbrales de costo-efectividad en función de metas más ambiciosas de inversión en salud o de situaciones coyunturales.

Hasta ahora solo unos pocos países habían podido estimar en forma aproximada sus umbrales de costo-efectividad, porque los métodos eran muy complejos y requerían una cantidad y calidad de información habitualmente no disponible en países de menores ingresos. Una de las mayores contribuciones de este trabajo es que no solo aporta un método novedoso para estimar los umbrales, sino que también lo hace de una forma sorprendentemente simple y con datos fácilmente accesibles en la mayor parte de los países, incluyendo aquellos de bajos y medianos ingresos.

El equipo a cargo de Pichon-Riviere viene trabajando desde hace años en este proyecto que ya había generado reportes y avances presentados parcialmente desde 2015 en congresos de la especialidad celebrados en Roma (Italia), Tokio (Japón) y San Pablo (Brasil). De hecho, el gobierno de Brasil incorporó esta herramienta -desde el 31/08/3022- para su cálculo del umbral de costo-efectividad, y también sirve como un insumo de referencia en Perú y en la Argentina.